Norianette Nieves Rivera
Departamento de Sociología y Antropología (Antropología)
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
Resumen:
Los clavos son un artefacto recurrente en sitios arqueológicos históricos, pero muchos investigadores no le prestan suficiente atención. Cuando éstos son bien analizados, pueden arrojar luz sobre varios tipos de información. Por esa razón, este trabajo propone una metodología para identificar y analizar los clavos recuperados en sitios arqueológicos de Puerto Rico y otros contextos con el objetivo de identificar la presencia de muebles del siglo XVI en el récord arqueológico. Esta metodología se enfoca en atributos de forma y considera las relaciones y acciones sociales de las personas que los utilizaron para ser aplicadas a un estudio en Puerto Rico u otras partes de América Latina.
Palabras claves: cultura material, Arqueología, clavos, muebles, Puerto Rico
Abstract:
Nails are a recurrent artifact in historical archaeological sites, but not many researchers give them sufficient attention. When they are well analyzed, these materials can shed light on different types of information. Because of that, this article proposes a methodology to identify and analyze nails recovered in archaeological sites of Puerto Rico and other contexts, to identify the presence of furniture from the XVI century in the archaeological record. This method focuses on attributes of form, and considers the social relations and actions of the people that used them to be applied to a study in Puerto Rico or other parts of Latin America.
Keywords: material culture, Archaeology, nails, furniture, Puerto Rico
Introducción[1]
El presente artículo propone un análisis de clavos recuperados en sitios arqueológicos para determinar si fueron utilizados en la construcción de muebles presentes en Puerto Rico en el siglo XVI. Aunque se enfoca en Puerto Rico, las experiencias vividas en esta isla se pueden relacionar a otros países de América Latina que fueron colonias españolas. Por lo antes expuesto, el primer objetivo consiste en identificar los muebles que entraron a Puerto Rico en la primera mitad del siglo XVI y correlacionarlos con los más populares de España durante este siglo. Luego se revisaron las menciones de muebles dentro de la recopilación de Aurelio Tanodi (2009) Documentos de la Real Hacienda de Puerto Rico Volumen II, que contiene documentos relacionados a las gestiones de la Real Hacienda de Puerto Rico entre 1510 y 1545.[2]
Así, los objetivos secundarios al de este proyecto fueron: explorar distintas tipologías de clavos existentes para contextos históricos e identificar y proponer una metodología que sea efectiva para analizar clavos y relacionarlos a muebles; además de abordar las dinámicas de uso y reuso de los muebles.[3] Se parte de la premisa que el análisis de clavos puede contestar dos preguntas relacionadas a usos y procesos de las personas que los utilizaron. En específico, las preguntas de investigación son las siguientes: ¿Qué tipo de información puede revelar el análisis de clavos acerca de los materiales que no están presentes en el récord arqueológico? y ¿qué atributos se pueden utilizar para recuperar la mayor cantidad de información relacionada a la presencia de muebles? Se espera que estas preguntas se contesten en base a la proposición metodológica y del tipo de clasificación para los clavos.
Muebles mencionados en Documentos de la Real Hacienda de Puerto Rico[4]
La Real Hacienda fue creada por la Corona Española y se designaron oficiales reales para recolectar el dinero perteneciente a la Corona y supervisar su uso. Los documentos que se vinculan a esta institución pueden variar entre rendiciones de cuentas, relaciones de navíos y otras gestiones relacionadas a las riquezas de la Corona. En el primer volumen de este texto se recopilan y transcriben los documentos emitidos por esta entidad entre 1510 y 1545 y estos fueron consultados para identificar las menciones de muebles. Se identificaron el arca y el escritorio. El primero podía considerarse el mueble cerrado básico en donde se almacenaban distintos tipos de artefactos. (Ordóñez Goded, 1984: 27) Este estaba hecho de varios paneles de madera con clavos y/o guarniciones de hierro. (Rodríguez Bernis, 2008: 182) Por su parte, los escritorios eran cajas con asas y con interiores en cajones distribuidos anguiformemente. Casi siempre venían acompañados de mesas pequeñas que servían de soporte. (Ordoñez Goded, 1984: 29) Otro mueble importante fue la silla, la cual no tenía un estándar de construcción y eran fáciles de hacer por lo que pudieron haberse fabricado en las mismas casas de las personas, de acuerdo con sus necesidades. (1984: 26). Los ejemplares que más se mencionaron en la obra consultada fueron son las sillas de caderas, las sillas pequeñas y los bancos. Las sillas de cadera eran bajas con asiento de cuero o de tela, sus patas se cruzaban con forma de “S” (Catálogo de la Colección en Línea del Museo Lázaro Galdiano). Otros muebles mencionados fueron las mesas y las camas. Las mesas, aunque no se especifica el tipo, pudieron haber sido bufetes, las cuales eran los ejemplares más sencillos. Los bufetes se usaban mayormente como comedor, muchas veces traían varillas de hierro en los centros para mayor estabilidad y en muchos casos las hacían plegable. (1984: 24) En el caso de las camas se mencionan las “camas de parámetros”, posiblemente refiriéndose a las camas de postes, las cuales consistían en una base y lecho que se construía a base de espigas.[5] (Rodríguez Bernis, 2008: 182)
Fuente: Documentos de la Real Hacienda, Tomo (I).
Figura #1: Datos recopilados por la autora del recurso, Documentos de la Real Hacienda Española. Tanodi, 2009.
Es importante considerar que los estilos populares en España no necesariamente fueron reproducidos a exactitud en las Indias. En Cuba, por ejemplo, la poca influencia española en este renglón obedece a los escasos viajes de barcos provenientes de España en distintos periodos en el siglo XVI. Como resultado, floreció una industria de carpintería que creó su propio estilo de muebles hechos con maderas locales, que pueden contrastar con los estilos castellanos más populares de la época que, a su vez, reencarnaban elementos decorativos árabes e italianos. (Martin Brito, 2016: 58)
Mecanismos de reutilización
A partir de la consulta de los registros de la Real Hacienda se pudo establecer que la importación de muebles a Puerto Rico no era muy recurrente ya que, entre 1510 y 1545, solo dos barcos entraron con este tipo de mercancía a la Isla. Esto permite inferir que: (a) los muebles pudieron haber sido construidos localmente, (b) los muebles ya importados fueron reusados y/o reparados, y (c) se adaptaron opciones locales para enfrentar la carencia de muebles como, por ejemplo, las hamacas. Los mecanismos de reutilización muchas veces no quedan documentados porque estas son actividades que no necesariamente participan del intercambio monetario o de un sistema de mercado. (Schiffer, 1987: 36) Cabe destacar que, durante la revisión, se encontró una entrada donde se estaban vendiendo ciertos artefactos (sillas) por estar rotos, lo cual permite proponer que el comprador seguramente los arregló utilizando clavos nuevos o clavos previamente usados que estuvieron disponibles. (Tanodi, 2009: 705)
Por otra parte, en comunidades pequeñas, este tipo de actividades económicas e intercambios suceden a partir de relaciones interpersonales, regalos entre familias, ventas clandestinas o contrabando, entre otras. En comunidades de mayor tamaño demográfico, las relaciones familiares no se pueden concretar con tanta frecuencia y, por ende, estos tipos de mecanismos, aunque todavía se pueden dar, no ocurren de la misma forma. (Schiffer, 1987: 38) Las diferentes razones para que se lleven a cabo mecanismos de reutilización, ya sea en términos de regalar muebles usados, venderlos o de recibirlos, así como adquirirlos de segunda mano, pueden ser muy variadas. Además de relaciones de intercambio y herencia, se pueden basar en las actividades que sucedieron en el hogar (eje. unidad doméstica) como, por ejemplo, defunciones, movilidad social (eje. rango, oficios) y mudanzas. (1987: 40-42)
Revisión de literatura
Aunque son pocos los estudios que hay en Puerto Rico específicos al tema de esta propuesta, el trabajo arqueológico basado en edificios históricos, desarrollados en otros contextos puede brindar una importante referencia para llevar a cabo su estudio. Entre los trabajos más llamativos se encuentra el de Amy L. Young (1994). La arqueóloga utiliza la información del análisis de clavos en un sitio del siglo XIX en Tennessee recurriendo a otros trabajos y fuentes etnohistóricas para entender cómo el proceso de la formación del sitio afectó los clavos que aparecen en el récord arqueológico, y así poder diferenciar los clavos que pertenecen a estructuras de otros que fueron empleados para usos y propósitos distintos.
El trabajo de Dennis L. Wentworth (1979), de otra parte, analiza los clavos recuperados en un sitio en Nueva York para obtener información sobre los eventos de construcción ocurridos en el lugar. Una importante aportación metodológica de este estudio es que el autor clasifica los clavos por tipos y los contrasta con sus tamaños para hacer sus inferencias. Otro estudio de interés es el que desarrolló Angela Middleton (2005), quien desarrolló una cronología basada en los clavos encontrados en el sitio Te Puna en Nueva Zelanda, conocido por la existencia de una casa para misioneros. Aunque ya se conocía la fecha de la construcción de la casa y su secuencia de remodelación y relocalización, la cronología organizada suplementó esta información y arrojó luz sobre los periodos de abandono y eventual demolición.
Otro trabajo relevante para esta propuesta son las tipologías desarrolladas para la identificación y análisis de clavos. En este caso, la más relevante para este estudio, fue la utilizada en Historic Louisiana Nails: Aids to the Dating of Old Buildings de Jay Edwards y Tom Wells (1993). Esta tipología fue conceptualizada a partir de estudios arqueológicos de casas en el territorio de Luisiana, enfocada en los atributos de su construcción y las características y cualidades de los materiales empleados. Aunque su referente no está relacionado con el Caribe, la obra contiene información que se puede extrapolar, ya que los estilos de clavos que exponen no presentan muchas diferencias entre los lugares estudiados. (Wells, 1998: 78) Además, el trabajo de Wells presenta una guía para identificar los tipos de metales utilizados en la manufactura de los clavos y puede servir de complemento para clasificar estos materiales en Puerto Rico. (Edwards y Wells, 1993). En esa misma línea, el estudio de Godoy Valencia (2015), acerca de los trabajos de conservación de artefactos arqueológicos en Panamá la Vieja, sirven también para aplicar una técnica de conservación a los artefactos a ser trabajados.
Metodología
En términos de la metodología para manejar y analizar los clavos encontrados en un contexto arqueológico, lo principal, a partir de la excavación, debe ser registrar información de procedencia y cantidad. La importancia de esto viene en el hecho de que las concentraciones de clavos y la cantidad que se encuentra en ellas nos pueden dar una idea de los artefactos a los que estos pertenecieron. (Young, 1994: 56) Existen diferentes técnicas que se emplean para clasificar los clavos por sus tipos y limpiarlos de acuerdo con la integridad y el estado de conservación en el que se encuentren. Veamos.
Cuando hablamos del manejo, limpieza y conservación, lo primero que se debe hacer es limpiar la corrosión, cuyo grado dependerá del tipo de suelo en el que se encuentre. Los suelos donde más corrosión ocurre son los que permiten fácil movimiento de agua y sal. (Mathias et al., 2004: 30) El hierro, en este caso, sufre un aumento de volumen y deformación, por lo que, si un clavo se encuentra en alto nivel de corrosión, es difícil poder recuperar su forma original. (Godoy Valencia, 2015: 66) Para limpiar la corrosión suelta se pueden utilizar cepillos de latón o instrumentos de plástico. (Edwards y Wells, 1994: 23) En aquellos casos en que la corrosión está adherida se prepara una solución de agua compuesta con 75 gramos al litro de polvo de ácido cítrico y amonia hasta que el pH de la solución alcance la medida de 8.3. (1994: 23) Si la corrosión está demasiado adherida y no se desprende con esta solución entonces se utiliza ácido muriático. Sin embargo, hay que monitorear su funcionamiento constantemente ya que puede penetrar el metal crudo además de la corrosión. Finalmente, en muchos lugares se utiliza la técnica de electrólisis, la cual funciona para restaurar objetos de hierro a través de la remoción de cloruros al objeto metálico. Este proceso es largo y costoso, pero es el más viable, por lo que quedaría a discreción del investigador utilizar la técnica más apropiada. (Godoy Valencia, 2015, 69) A partir del uso de las soluciones, el clavo se debe limpiar con agua y dejar secar completamente. (Edwards y Wells, 1993: 23)
Para aplicar técnicas de conservación es crucial identificar el tipo de metal del que está hecho el clavo, por ejemplo, durante el siglo XVI la mayoría estaban hechos de hierro o acero. (Wells, 1998: 79) Sin embargo, la forma más recurrente era hierro forjado ya que el acero era costoso. (Edwards y Wells, 1993: 34; Light, 2000: 8) El hierro forjado consistía básicamente de una solución de hierro puro con desechos silíceos (Wells, 1998: 79) y se puede identificar a partir de la dirección del grano. En los clavos de hierro forjado característicos del siglo XVI, la dirección del grano es paralela al tallo (1993: 34). Una vez se limpia el clavo de hierro, se requiere que se estabilice el metal por remoción de cloruro. (Mathias et al., 2004: 29) Para evitar que el clavo se vuelva a oxidar se puede usar una solución 1:1 de Duco Cement (un tipo de pegamento) y acetona (1993: 24). Después de esto, se almacenan en bolsas herméticas en un depósito con bajo oxígeno y humedad (2004: 28). En caso de que se requiera volver a analizar el clavo, la solución de pegamento puede limpiarse con acetona (1993: 24).
Para clasificar los clavos, lo primero que hay que considerar es que la mayoría de las tipologías que se han creado se enfocan en el método de construcción para identificar la temporalidad de los clavos y de los sitios en dónde éstos se encontraron. Sin embargo, ya que para el siglo XVI aplica un solo tipo de clavo. En este caso, haré mención de los tres tipos más generales para tener una idea de cuándo comienzan a cambiar las formas de construcción: hechos a mano [antes de 1800], cortados [1815-presente] y los de alambre [1850-presente]. (Sutton y Arkush, 2001: 160) Estos se identifican a partir del tipo de metal, la forma del tallo, en algunos casos la dirección del grano, y la forma de la punta (ya sea puntiagudo, cuadrado o redondo). (Edwards y Wells, 1993: 44) La forma de identificar un clavo hecho a mano es a partir de marcas de martillado en la cabeza y el tallo, la forma del tallo es cuadrada y los cuatro lados del tallo son uniformes; tienen una deformación redonda en el área del cuello que indica que el clavo se encabezó con una abrazadera; la punta es casi aguda (aunque en algunos casos puede tener forma de cincel); a veces se encuentra una rebaba que comienza justo debajo de la cabeza; una depresión en la cabeza del clavo que puede continuar hasta el tallo. (Edwards y Wells, 1993: 27-35)
Una vez observados los clavos, estos se pueden clasificar en torno a atributos como el tamaño, la forma, el tipo de cabeza y su presente estado (eje. doblado o recto). Aunque no hay una guía formal de qué tamaño se usó para qué tipo de artefacto, el tamaño nos puede hablar sobre el uso que se le dio o el uso para el que se hizo. Por ejemplo, si el clavo es muy grande, probablemente se usó para un edificio o una tabla gruesa. Así mismo, si el clavo es pequeño, posiblemente se usó para maderas muy finas, sefguramente empleadas para la decoración. En términos de tipo de cabeza, hay que tener en mente que en muchos casos estas se modificaban de acuerdo con la necesidad y a los clavos que estaban accesibles. (Edwards y Wells, 1993: 36) Sin embargo, en el caso de que los clavos encontrados tengan cabezas intactas, se llegan a identificar cinco tipos al ser observados en perfil: (a) puntiagudos, (b) en forma de “L”, (c) planos, (e) en forma de domos y (f) en forma de picos. Cuando se ven desde arriba pueden ser: circulares, cuadrados, rectangulares y alongados. A partir de estas formas se crean diferentes combinaciones, aunque hay casos en que se solapen. (Edwards y Wells, 1993: 36-38) Si se combina el tamaño del clavo con el tipo de la cabeza se puede tener una idea de cuál pudo haberse usado para decoración o construcción. Tal es el caso de los calvos con cabeza en forma de “L” que eran utilizados en los pisos. (1993: 36)
La necesidad pudo haber definido el tipo de cabeza del clavo.[6] Muchas veces, las formas que se le daban a la cabeza del clavo en su manufactura tenían la intención de facilitarle al carpintero el trabajo de clavarlos en el lugar deseado o que mejor sirviera a la integridad de la obra. (1993: 36) En términos del estado (doblado o recto), esto puede acercarnos más a poder identificar cuándo un clavo ha sido descartado o modificado según el uso que recibió. Para saberlo hay que identificar dos tipos: (a) aquellos que tienen una forma de arco y (b) los que fueron doblados con un ángulo de noventa grados. Los clavos doblados en arcos son los que fueron removidos de la madera y descartados, mientras que los que están en ángulo de 90 grados fueron doblados a propósito para poder agarrar mejor los marcos de las puertas, persianas o artefactos móviles. (1993: 3; Young, 1994: 57) Estos tipos de clasificación junto con la información de procedencia nos pueden ayudar a determinar qué clavos pertenecen a elementos constructivos del sitio y cuáles no.
Consideraciones finales
Los resultados de este análisis están limitados por la tecnología existente, y la certeza del mismo podría cambiar a medida que se van desarrollando nuevas tecnologías que faciliten el análisis y ofrezcan resultados más precisos. No obstante, en un estudio con la metodología sugerida se espera que se puedan identificar los artefactos muebles en el sitio, que señale las estrategias de reparación y reuso por la que han pasado estos y, a su vez, de las dinámicas sociales detrás de estos eventos.
Resulta de mucho interés estudiar los materiales que ya se hayan excavado de un sitio del siglo XVI en Puerto Rico u otros lugares contemporáneos en las Indias antillanas para identificar si los clavos recuperados pudieron haber sido parte del mobiliario. Luego de aplicar las técnicas de limpieza, catalogación, conservación, entre otras; es necesario proceder a compararlos con los muebles registrados por la Real Hacienda. Para ellos es importante tener una idea clara sobre los mecanismos de reuso y el contexto en donde se encontraron para conocer de qué forma los clavos pudieron haber cambiado de aspecto. Por esa razón, es ideal un estudio piloto donde se puedan ver aplicados los conceptos de este análisis y se compruebe que, en efecto, los clavos recuperados están asociados a muebles.
Bibliografías
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Otros recursos
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Notas
[1] Este trabajo se hizo en cumplimiento a los requisitos de trabajo y evaluación del curso ANTR 4096 Análisis de Materiales Arqueológicos que dictó la Dra. Paola Schiappacasse. Aprovecho para agradecer a la Dra. Paola Schiappacasse por su guía durante la elaboración de este trabajo, y por su constante apoyo y consejos para mejorarlo. También agradezco al Dr. Juan José Baldrich y la Prof. Diana López Sotomayor por dedicar de su tiempo para leerlo y ofrecer sus comentarios. Muchas gracias.
[2] Solo se mencionan materiales que fueron importados a la isla en pocas ocasiones. La escasez de viajes y recursos importados se podría haber visto en otras colonias españolas al igual que Puerto Rico. Por esta razón, el pensamiento detrás de este trabajo puede relacionarse a estos contextos.
[3] El objeto cuando está siendo reparado con clavos.
[4] En el Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Puerto Rico se conservan las micropelículas con la documentación del Archivo General de Indias sobre la Real Audiencia para Puerto Rico en el siglo XVI.
[5] Clavos sin cabeza.
[6] Esto lo podemos ver en el caso de las camas, mencionado anteriormente.
Revista [IN]Genios, Vol. 4, Núm. 1 (diciembre, 2017).
ISSN#: 2374-2747
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