Laura Sofía Hernández González
Departamento de Sociología y Antropología (Antropología)
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
Resumen
Durante el siglo XIX, hubo un gran flujo de migrantes en Puerto Rico y muchos de ellos optaron por quedarse en facilidades de alojamiento en la ciudad capital. Sin embargo, el estudio de hospederías puede exportarse de la vida pública y presentarse como un espacio alterno para ejercer la domesticidad. Este estudio se enfoca en hoteles, casas de huéspedes y casas de pupilos dentro y fuera de las murallas de San Juan, durante el final del siglo XIX y el principio del siglo XX. A partir de fuentes documentales de carácter primario y secundario, se estableció la ubicación exacta de las hospederías. De esta forma, se creó un mapa para visualizar información relacionada a la localización, detalles socioeconómicos y las tareas y aspectos domésticos que se llevaron a cabo en las hospederías de San Juan.
Palabras claves: domesticidad, alojamiento, localización, fuentes primarias, urbanismo
Abstract
During the 19th century there was a large influx of people coming to Puerto Rico and many of them stayed in lodgings throughout the capital city of San Juan. However, the study of lodgings can be exported from public life and viewed as an alternative for the exercise of domesticity. This study focuses on the hotels, guest houses and hostels within and outside the walled city, currently known as Old San Juan, during the late 19th century and early 20th century. Using primary and secondary sources, the aim of my research was to establish the location of this type of businesses. Once the location was pinpointed, a map was created to visualize data related to the location, socioeconomic details, and domestic chores and aspects that took place at lodgings in San Juan.
Keywords: domesticity, lodging, location, primary sources, urbanism
Introducción
Hasta hace poco tiempo, la historia estaba compuesta por hazañas realizadas por “grandes hombres” de clase alta. Incluso, en la actualidad, muchos entienden que las peripecias de la cotidianidad no son esenciales para entender el desarrollo de una sociedad. Sin embargo, son estas trivialidades, tradicionalmente ignoradas por disciplinas como la Arqueología, las que verdaderamente indican cómo se vivía en sociedades pasadas.
De esta manera, se infiere que la domesticidad es esencial para la evolución histórica de una sociedad, en particular porque en el hogar se desenvuelven las principales unidades de la vida en colectivo como, por ejemplo, la familia. Sin embargo, se intenta demostrar que no todos los aspectos de la domesticidad son, necesariamente, exclusivos de la estructura de la casa puesto que las tareas domésticas pueden ser llevadas a cabo en lugares alternos.
Con la evolución de las disciplinas históricas, antropológicas y, por consecuencia, las arqueológicas, nos hemos percatado de que lo que acontece en la vida diaria debe estudiarse con gran detenimiento porque son los eventos que tienen más probabilidad de reproducirse en diferentes contextos temporales de la realidad (Gonzalbo, 2006). También se debe admitir que la domesticidad puede alcanzar la labor remunerada y puede ser ejercida en espacios que, normalmente, son atribuidos a la vida pública.
Como parte de una investigación previa al estudio directo de las facilidades de alojamiento en San Juan, se indagó sobre otros trabajos realizados en Puerto Rico con relación a hoteles, casas de huéspedes e incluso, hostales. No obstante, no se encontraron trabajos cercanos al tema de este estudio en la isla por lo que se recurrió a investigaciones realizadas en otras partes del mundo y en otras disciplinas.
Además de proveer un acercamiento al material arqueológico artefactual que, potencialmente, podría aparecer en sitios como los propuestos para este trabajo, los textos consultados proveyeron un análisis social sobre las actividades ocurridas en hospederías de los últimos dos siglos. Por ejemplo, en el escrito Resorts and Reform: Archaeology at the Wiawaka Holiday House, Lake George, New York, de Megan Springate (2012), se establece que los huéspedes –mujeres jóvenes, en este caso– debían realizar labores dentro del hospedaje Wiawaka donde residían por un tiempo. Ante estas consideraciones, se infiere que podría ocurrir lo mismo en las hospederías sanjuaneras que fueran dirigidas a pupilos o aprendices de la ciudad.
Asimismo, el capítulo Rehearsing Domesticity: Honeymoon Resorts in Postwar America (Penner 2005), recoge la idea de que, en algunos hoteles en la Pennsylvania luego de la Segunda Guerra Mundial, las habitaciones de los recién casados se habilitaban para conseguir un aspecto parecido al de las casas suburbanas en las que convivirían durante el matrimonio. De acuerdo con lo que expone el breve inciso, las nuevas parejas “ensayaban” lo que les esperaba en su realidad casera. Es decir, se ejercía la domesticidad en un espacio pasajero y perteneciente a la vida pública. Se entiende que la cultura doméstica y económica en Estados Unidos no era, necesariamente, igualables a las de Puerto Rico; no obstante, este ejemplo se destaca para acentuar la posibilidad de la actuación doméstica en sitios desvinculados al domicilio.
Desde otra perspectiva, es interesante observar cómo, en otras disciplinas como la Literatura, se entrelaza la industria hotelera con la domesticidad. Por ejemplo, el artículo “Arnold Bennett’s Hotels” de Randi Saloman destaca la manera en la que este novelista británico convertía los hoteles en el principal lugar de la trama de sus historias, mientras los veía como una restructuración de la vida doméstica. Por su parte, como introducción a su breve escrito At Home in the City: Urban Domesticity in American Literature and Culture, Meredith Goldsmith explica que aunque los conceptos “ciudad” y “hogar”, tradicionalmente se oponen entre sí, muchos ejemplares de literatura ficticia estadounidense en el cruce entre el siglo XIX y el XX, también se encargaban de que sus personajes tomaran los espacios de la ciudad como aposentos. Incluso, Goldsmith distingue que, debido al asentamiento en la ciudad, algunos estudiosos plantean el desligamiento de la formación individual de una persona, de la posesión material de alguna estructura doméstica.
Trasfondo histórico
Aunque se reconoce que las realidades sociales, políticas y económicas de Puerto Rico durante el principio y el final del siglo XIX y el comienzo del siglo XX no necesariamente se entrelazan, a continuación, se desglosan algunos acontecimientos importantes propios de los periodos mencionados. De acuerdo con el sacerdote e historiador Fernando Picó en su reconocida Historia general de Puerto Rico (1986), la isla se benefició económicamente del avance azucarero impulsado por la guerra civil norteamericana. Sin embargo, Picó resalta que Puerto Rico fue azotado por varios fenómenos naturales como terremotos y huracanes –que ocasionaron una parcial paralización en la ciudad capital– y por una seria crisis fiscal que explotó en las arcas en 1868 (abrió las puertas a la revolución del Grito de Lares). También, identificó cómo, hasta el año 1869, las personas migraron internamente de las costas hacia el interior en búsqueda de oportunidades laborales. Incluso, se estima que, durante los primeros años del siglo XX, San Juan perdió su prominencia como el “primer puerto de exportación” (Sepúlveda, 1989).
Por el contrario, Aníbal Sepúlveda Rivera, en su obra San Juan: historia ilustrada de su desarrollo urbano, 1508-1898, menciona que, durante el siglo XIX, en San Juan se encontraba la alta jerarquía de importantes instituciones religiosas y gubernamentales. Además, en la capital se alojaba la mayor parte de extranjeros que llegaba a Puerto Rico. Por esto, de acuerdo con Sepúlveda, en menos de un siglo de historia (1816-1899) 23,141 personas se agregaron a la demografía de San Juan. Por otra parte, mientras se acercaba el año 1867, el crecimiento urbano de la ciudad de San Juan y otros pueblos obligó al gobierno a requerir un plan de organización de calles para una nueva estructuración urbana. De esta forma, Edwin Quiles Rodríguez en su libro San Juan tras la fachada: una mirada desde sus espacios ocultos (1508-1900), destaca cómo el urbanismo del siglo XIX marcó la aglomeración excesiva de personas en la capital y la incomodidad de los espacios cotidianos. Incluso, el autor subraya que “las casas de inquilinato estaban demasiado cerca para escapar a los ruidos y los conflictos ambientales por la excesiva carga funcional a la que eran sometidos los escasos espacios de habitación y sosiego” (Quiles, 2003).
Por último, para brindar otra perspectiva sobre la esencia de la ciudad de San Juan durante el siglo XIX, se puede citar al arqueólogo Adolfo de Hostos en su obra Historia de San Juan, ciudad murada: ensayo acerca del proceso de la civilización en la ciudad española de San Juan Bautista, 1521-1898. Entre las fiestas dedicadas al cuarto centenario del “descubrimiento” de América y sus exhibiciones para exaltar el progreso español en la isla, la creación del primer partido político, el bombardeo de la ciudad en 1898 y la toma de posesión estadounidense de la capital, parece interesante destacar la visita de los miembros de la familia real a la isla en 1893: los Infantes de España. Sobresalen los sustanciales gastos en los que incurrió el ayuntamiento de San Juan para optimizar las calles de la ciudad y para preparar un alojamiento para las altezas, quienes se quedarían por solo 12 horas.
Metodología
El estudio de fuentes para este trabajo que fue, originalmente, preparado para su presentación en la 83va Reunión Anual de la Sociedad de Arqueología Americana (SAA), se inició por medio de consultas fotográficas en línea. De esta manera, a través de las imágenes recuperadas, se delimitó el primer grupo de instalaciones hospederas de los siglos XIX y XX alrededor de toda la isla. Sin embargo, luego el trabajo fue limitado a las zonas intra y extramuros de la ciudad de San Juan desde 1870 hasta 1930 para lograr una muestra más representativa y específica.
Además, se buscaron escritos que abarcaran esta temática en espacios cibernéticos como Google Académico y el Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Puerto Rico; en especial, la Colección Puertorriqueña en la Biblioteca José M. Lázaro. Para determinar la ubicación de las hospederías se consultaron varias fuentes primarias como directorios comerciales del municipio de San Juan y el Directorio comercial e industrial de la Isla de Puerto Rico para 1894, preparado por José Blanch. También, se consultaron anuncios de hoteles, casas de huéspedes, hostales o casas de pupilos en los periódicos La Democracia y el Boletín Mercantil, disponibles en formato de microfilmes. Asimismo, durante la revisión de fuentes primarias, se inquirió sobre los espacios de alojamiento en San Juan y su localización por medio de la extracción de datos de matrículas de comercio del Ayuntamiento de San Juan desde 1874 hasta 1902, procedentes del Archivo General de Puerto Rico. Incluso, se utilizó el censo decimotercero de Estados Unidos en Puerto Rico de 1910, llevado a cabo en los barrios Ballajá, San Cristóbal, Catedral, Mercado y San Francisco, para recuperar información sobre los empleos relacionados a la domesticidad, posibles dueños de hospederías y otras consideraciones mencionadas posteriormente. Sin embargo, no se identificaron alojamientos en el barrio Ballajá.
Se desarrolló una base de datos en Google Sheets. El dataset (incluido en la última parte de este trabajo como tabla #1) presenta la cantidad de hospederías registradas en fuentes primarias de San Juan entre 1874 y 1926. La tabla formulada se divide en varios renglones que incluyen la categoría de la hospedería, la información de contacto o administración, el año en el que fue registrada en directorios comerciales o matrículas de comercio, el barrio, la calle y el lote en el que se ubicó al momento de registro, y la información del documento de referencia para facilitar el proceso de nuevas consultas. Terminada la base de datos, se editó en Photoshop el plano General Plan of San Juan (1921) del Puerto Rico Board of Fire Underwriters (ilustrado por el mapa #1). Durante este proceso, se identificó la localización de las hospederías con el color asignado en la base de datos y se desarrolló una leyenda en orden cronológico.
Al final de este proyecto, se precisaron las localizaciones correspondientes al área de La Puntilla en un mapa suministrado del Puerto Rico Board of Fire Underwriters. También, se realizó una visita al viejo San Juan con el propósito de comparar las localizaciones de los alojamientos identificados con sus estructuras en la actualidad. La misión se basaba en capturar fotografías de los lotes en acuerdo con los mapas desarrollados. Sin embargo, como la ciudad en desarrollo urbano que era, San Juan sufrió un cambio en cuanto a la numeración de los lotes que aparecían en ambos mapas. Por lo tanto, para llegar a los lugares identificados por el mapa y tomar las fotografías correctas, se contaron los bloques de cada calle de acuerdo con el plano modificado y se arribó a los respectivos lotes.
Por último, se definió lo que representan cada una de las categorías de hospederías recopiladas en San Juan durante el periodo estudiado. Los hoteles fueron analizados en su función de lugares de hospedaje con capacidad de alojar una cierta cantidad de personas a cambio del pago de algún tipo de renta o tarifa. En fuentes primarias como el periódico La Democracia (10 de septiembre de 1904) se alude al cobro por estadía con la frase “precios al igual de los demás hoteles”. Además, se entiende que algunos de los hoteles observados –como el hotel Inglaterra– podían ser lujosos puesto que, en sus promociones, se alardea sobre los servicios de carruajes y vistas a la bahía (La Democracia, 10 de septiembre de 1904). Entretanto, las casas de huéspedes se analizaron como un hospedaje de categoría inferior o de menor lujo que el del hotel ya que se encontró (por medio de la inspección visual) que muchas de ellas eran más pequeñas o estaban instaladas en residencias que no eran, imperiosamente, opulentas. Finalmente, las casas de pupilos fueron reconocidas como alojamientos regulares o dirigidos a aprendices o estudiantes.
Hallazgos y discusión
Se comprobó la presencia de más de 140 facilidades de hospedaje en San Juan durante el periodo de estudio y, por otra parte, no se encontró evidencia de hostales en la capital. Además, se estableció la ubicación exacta de estos espacios en San Juan a partir de la edición de un mapa. De esta manera, se pudo identificar que había varias hospederías cercanas a lugares públicos de importancia en los que, potencialmente, se practicaba la cotidianidad, como la catedral, las vías del tren y la plaza del mercado. Asimismo, se notó que en algunos barrios se distinguía una proximidad evidente entre varias facilidades de alojamiento. Por ejemplo, en 1926, se recalcó que había cuatro hospederías distintas en un mismo bloque de la calle Tetuán, lo que puede implicar un mayor número de personas laborando en las facetas domésticas de establecimientos de un mismo sector. Otra de las observaciones descansa en la posibilidad de que los dueños o administradores de las hospederías capitalinas estuvieran relacionados familiarmente. Este fue el caso de Lorenzo Soler quien se identificó por primera vez en la matrícula de comercio del Ayuntamiento de San Juan de 1891 como propietario o administrador de casas de huéspedes y de pupilos en el área de la Marina hasta 1899. De esta misma forma, Juan Soler y Valentín Soler fueron registrados en matrículas desde 1896 hasta 1899 como dueños o administradores de otras hospederías en La Princesa y La Puntilla, por lo que se puede inferir que la posesión del mismo apellido trascendió las casualidades.
El flujo de extranjeros en la ciudad de San Juan se incrementó durante el siglo XIX (Sepúlveda, 1989). Esta aseveración se puede constatar por medio del censo de 1910 que, aunque pertenece al siglo posterior, confirma la imperante presencia de inmigrantes de varias partes del mundo como Holanda, Arabia, y Guadalupe. En relación con esta información, en un anuncio del periódico La Democracia, el 10 de septiembre de 1904 se informó a la potencial clientela sobre el ofrecimiento de servicios de traducción en el aclamado Hotel Inglaterra. Así, se implica que algunas de las hospederías de San Juan acogían a extranjeros en la capital. Otra de las interesantes aportaciones del censo treceavo de Estados Unidos en San Juan descansa en la gran cantidad de empleos relacionados a la domesticidad en espacios que no necesariamente componen el hogar y la privacidad de una sola familia. Bajo las categorías censales de trabajo en casas particulares, casas de huéspedes y hoteles se halló evidencia de empleos como los de servicio, cocina, lavandería, plancha y costura (mayormente realizados por mujeres).
Por otro lado, se visualizó cómo las estructuras identificadas en el censo, como hogares de familias registrados en San Juan, coincidían con espacios de alojamiento inscritos en las matrículas de comercio del Ayuntamiento o en los directorios comerciales municipales. El Directorio, comercial y profesional de San Juan de Puerto Rico (1926) demuestra que en el barrio San Francisco, el Hotel Constancia estaba establecido en la calle Allen (Fortaleza) 77. No obstante, de acuerdo con la contabilización del censo poblacional de 1910, había varias familias residiendo en ese mismo lote. A raíz de esta información, se puede inferir que había personas viviendo en espacios de alojamiento por una cantidad de tiempo más prolongada de la que usualmente se estima para la estadía en estos espacios. Otra posibilidad es que la estructura que era parte de la residencia de varias personas se transformó en un espacio de otra índole; en este caso, un hotel. Conforme a discusiones recientes esto se puede adjudicar a que las personas intentaban transitar a través de los barrios de San Juan por lo que era innecesario instalarse en un lugar permanente.
El rol de la mujer residente en San Juan durante el periodo estudiado no estaba encajonado a las labores domésticas en la estructura de la casa, sino que se interpuso en la vida pública por medio de los trabajos asalariados, aunque tuvieran relación con la domesticidad o fueran estratificados por clase (Pérez, 2017). Dos anuncios del periódico La Democracia (imágenes #1 y #2) ilustran a dos mujeres que se convirtieron en las propietarias o administradoras de facilidades de alojamiento puesto que les fueron heredadas por sus fenecidos cónyuges. Con estos detalles, se puede apuntar a que las mujeres no solo aportaron a la historia de San Juan –en este caso, doméstica– desde la labor remunerada en hospederías, sino que tomaron posiciones importantes en cuanto a la administración de estos lugares. Incluso, una de las mujeres presentadas en los anuncios de periódico mencionados era administradora o propietaria de una “casa de familia que mejores ventajas ofrece para hospedaje”. Este acercamiento a la posible clientela implica que la viuda ofrecía servicios de alojamiento en su propio hogar o en una de sus propiedades alternas. La posibilidad de un desligamiento del carácter doméstico de los roles o tareas que, socialmente, correspondían a mujeres sugiere una ruptura en la “norma” que impedía que se desempeñaran públicamente.
Conclusiones
El uso de fuentes documentales en la Historia, Antropología y Arqueología demuestra que el conocimiento previo sobre los lugares que se investigan (excavaciones, inspecciones) garantiza reconstrucciones más educadas sobre las culturas pasadas. Las fuentes primarias consultadas a través de este trabajo investigativo evidenciaron que la presencia de actividad doméstica no solo se concentraba en los predios de una casa, sino que podían establecerse en otros lugares, como los establecimientos hospederos. Incluso, la elaboración del mapa conceptual destacó que la localización de las fuentes hospederas no se relacionaba, obligatoriamente, con la posición social de las personas que las habitaban, sino que estaban esparcidas por la totalidad de la ciudad amurallada. Ante esto, se reivindica la aseveración de que las fuentes documentales deben estar presentes en cualquier investigación relacionada al desarrollo de la humanidad por motivo de que brindan información que no se puede adquirir por la mera descripción de artefactos, elementos o sucesos.
Este trabajo está limitado a los confines de San Juan, por lo que se excluye a otras partes de la isla de este estudio basado en fuentes documentales. Por otra parte, algunos de los anuncios de periódico consultados contenían información relevante sobre varias facilidades de alojamiento, pero no indicaban su localización exacta ni detalles adicionales sobre la administración y los servicios ofrecidos. También, el trabajo podría contar con un mayor porcentaje de exactitud si se complementara el material documental con el análisis de artefactos arqueológicos retribuidos de los sitios estudiados. De esta manera, se podría construir una interpretación más precisa del pasado.
Referencias
Fuentes primarias
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Revista [IN]Genios, Vol. 5, Núm. 1 (octubre, 2018).
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