Alondra I. Rodríguez Barbosa
Departamento de Ciencias Políticas
Facultad Ciencias Sociales, UPR RP
Mi ahora siempre está un respiro atrás
Teniéndolos, ya tuve veintidós.
Aquí escondo mi arena
de la imperante gravedad.
De este poema, el reloj que nunca
jamás funcionará.
Sin arena y sin querer,
el sol me advierte
que me queda una vida,
pero ahí van los dos…
paseando por el pasado
ella y mis veintidós
Así, pinto un paisaje sin sol
Con luz y sombras inmutables
y dinámicas reinitas estables
De esta pintura, la noche
que nunca llegó.
Pero no soy Wang Fo.
Mi suspiro prefigura el respiro.
¡Sigo contando el tiempo!
¡Y sigo viéndolo volar!
Tendría que perderme en otra pintura
para ignorar estos pulmones
y como dije, no vengo del lápiz de Yourcenar.
Me quedo con mis veintidós un rato
a sabiendas de lo que ha de venir
Aguanto en mis manos la juventud
sobre el reloj que dañé,
junto al sol que jamás pinté.
Quizá, pienso, no viene nada
Pero suspiro y…
“¡Feliz cumpleaños!”
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