Arianna C. Calderón Benítez
Departamento de Literatura Comparada
Facultad de Humanidades, UPR RP
Recibido: 10/03/2023; Revisado: 03/05/2023; Aceptado: 08/05/2023
“Y con eso terminamos por hoy. Muchas gracias por ofrecernos la información”. –le agradece el investigador a la ballena de 52 hercios que acaba de entrevistar.
“Gracias a ti. Eres de los pocos que sí quiere hablar conmigo. Hace tiempo que no comparto con alguien”. –la ballena cuenta con el alivio que trae la compañía que viene después de largas soledades.
Justificable. ¿Qué criatura podría aguantar décadas sola?
“Te prometo que no será la última vez que hablemos”. –se despide el investigador mientras nada hacia el barco donde lo esperaba su equipo.
El investigador piensa en el próximo paso de su investigación. Se le ocurre dedicar una investigación a las ballenas solamente. Originalmente, la investigación se iba a concentrar en diferentes especies marinas, pero ha encontrado más información de la que esperaba sobre las ballenas.
Desde que se percató que el chip asignado de nacimiento no solo le permitía hablar cualquier idioma, sino que también le permitía comunicarse con los animales, ha dedicado su vida a investigarlos. Los chips fueron creados con la intención de cerrar brechas entre civilizaciones enteras luego de la Gran Reunificación. Un eufemismo para nombrar el suceso en el que todas las masas de tierra en el planeta se unieron hace milenios atrás. Cada ser humano nacido debe pasar por la cirugía, casi como lo fue la anticuada práctica de las circuncisiones.
Su chip fue un desfase en su configuración. Suele suceder cada cierto chip. Hubo un caso que limitaba el número de idiomas y los mezclaba. Otro que creaba idiomas nuevos como el esperanto. Otro permitió descubrir el idioma de los bebés. El suyo, descubrir el idioma de todos los animales. Así como las lenguas globales de hace par de milenios, existe uno entre los animales. Una gaviota se puede entender a la perfección con un lobo. Un perro con un camello. Un antílope con una zebra. Un tigre con un toro. Entre muchas cosas más. El desfase de su chip fue una bendición de la Ciencia.
Cuando se volvió investigador, pudo ayudar a aclarar las míticas dudas de la existencia. Al parecer, los humanos somos la única especie que se concentra en pensar nuestra existencia y cómo nos identificamos. Los animales son. Punto final. Son muchas las aportaciones que traen los animales a la nueva civilización. Tantas que ya no se come carne.
El investigador y su equipo van en camino a la costa para seguir con la investigación en la Tierra Firme. Aún quedan unas cuantas islas, pero la mayoría volvieron a su estado volcánico original. El radio cambia de emisión cada tres segundos, pero cada cual está formando una oración.
— Shift. Está. Ocorriendo. Nein. Plus. Comunicación.
Sucede algo. Se escucha una vibración desde donde estamos. Llegamos a Tierra Firme. Está temblando. Las antenas satelitales que conectan los chips están cayendo. El investigador y su equipo están mudos, estáticos. No saben qué hacer. La costa cede. Caen en el océano. Los chips están pitando en alarma.
“What’s happening?”
“Que ocorre?” “¿Qué pasa?”
“Imaynallam?”
Nadie se entiende. Ni ellos mismos se entienden cuando hablan. Ven la costa acercarse y se dan cuenta.
La Tierra Firme se está dividiendo.
“Nosotros también”.
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