Alondra I. Rodríguez Barbosa
Departamento de Ciencia Política
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
Recibido: 12/10/2022; Revisado: 17/11/2022; Aceptado: 1/12/2022
Heme acaparando un momento,
fingiendo que es, cuando fue
Salvaguardando el ahora de
un espacio finito, y evadiendo
el siempre cambiante de esta escena
Estas veintitrés velas
no se van a soplar solas…
¡Soy yo la que tengo que soltar
un trivial y divertido soplo!
¡Es a mí a quien se le tiene que ir
con la llama un respiro!
No me obligarán a soplar
El tío Sergio, que no vio volver jamás
felices días, sabe a lo que le temo.
Todo me prefigura la vejez y la no vida
Si no es el sol, el reloj o este inhalo…
¡Son estas veintitrés velas!
Que no se acabe la canción
para que no acabe el momento
Que no se acabe esta estrofa
para que no se me acabe el aire
Nadie piensa que dejaré derretir las velas
¡Porque fui yo la que horneó el bizcocho!
Me habían dicho que el chocolate
lo curaba todo…
Pero el reloj no marca nada
que tenga tratamiento
Y mi ahora
(que siempre está un respiro atrás…)
ahora se posa en el que acaba con
las luces de este ruidoso y jocoso cuadro
Volver al futuro se me hace difícil
¡Y que justo que no lo es para nada!
Y justo ahí,
que me imagino de niña
ansiosa de pedir un deseo…
que pido que el fuego se congele
Y solo cuando pienso que las antorchas
espetás en el bizcocho que horneé con veintidós
brillarán por siempre…
“¡Y que cumplas muchos más!”
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