Sebastián Flores Bezares
Departamento de Filosofía
Facultad de Humanidades, UPR RP
Recibido: 01/03/2024; Revisado: 23/04/2024; Aceptado: 28/05/2024
(5:45PM)
TITOS- Mañana paso por mis abrigos.
MARGARITA- No podrá ser. Te los llevo hoy a la noche.
TITOS- Mejor. No tan tarde; tengo planes. ¿Y el perro?
MARGARITA- Cuando pueda. Te lo llevaré también.
TITOS- La última vez dejé unas cadenas… las necesito.
MARGARITA- ¿Algo más?
TITOS- No.
MARGARITA- (Offline)
(8:06PM)
TITOS- Gracias.
MARGARITA- Sí.
FIN.
Nadie nunca supo, realmente, lo que pasó entre ellos, solo ellos -y ni tanto-, pero lo que todo el mundo sabía era que los ojos de él habían perdido todo su brillo y, la sonrisa de ella, su sinceridad. Amor de fugaz esencia y eterno sentimiento. Orgullo de quietud venenosa y acción destructiva. Para su condena, lo que se entierra vivo, tal cual, como una semilla, no muere, sino que, tiempo más tarde crece, resurge, florece. Para su suerte, el sol no olvida sus deudas y ya comienza a anunciarle al mundo que son tiempos de primavera…
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