Steven Oquendo López
Programa de Educación en Español
Facultad de Educación, UPR RP
Recibido: 19/09/2024; Revisado: 14/11/2024; Aceptado: 09/12/2024
Leí que de la animalidad no hay salida. Ni siquiera por medio del lenguaje. Leí esas letras, esos oráculos, para luego levantar la mirada al espejo. Se apareció ahí, en lo que debe ser mi reflejo, una garza. Una garza desangrada y sin plumaje. Una garza que mueve sus ojos en sincronización a los míos. Una garza sola, rodeada por un bosque, se asoma un lago tras su cuerpo. Estoy de este lado, en mi cuarto. Me rodea tinta y papel. Libros que de tan solo mirarlos me espantan. Libros cuyo alboroto me recuerda mi pequeñez. Los veo y vuelvo a mirar el espejo. Ahí sigue la garza desangrada. Alguien le cortó lo que fue su ala izquierda. Me la muestra, parece que intenta comunicarse conmigo. En su pico noto un intento de decirme algo. Me muestra los arañazos en sus patas, la cicatriz cerca de su ojo. Regreso la mirada a mi cuarto. Aquí, en mi falda, tengo la computadora junto a mi celular. Veo iluminarse la pantalla de mi celular, una notificación, un e-mail, un ensayo relacionado a ya no importa qué. No quiero leerlo, pasa el tiempo y más se me complican esas cosas. Siento la mirada de la garza a través del espejo. Parece que no se irá hasta que comprenda su mensaje. No descifro sus sonidos; últimamente no entiendo nada. Mancha el espejo con su sangre. Su pico es su lápiz. Tiembla mientras escribe algo, se le nota la prisa. Veo como baja su sudor. Tiembla su trazo. ¿Burbujas? Burbujea el lago y se asoma el hocico del réptil. La garza lo mira y se apresura. Estoy en mi cuarto, veo todo a través del espejo. No sé cómo ayudarla, no puedo pasar. El espejo es un muro que me encierra de este lado. El réptil se acerca a la garza desangrada que no puede volar. No deja de trazar en el espejo lo que parece una advertencia. Tiemblan sus patas, tiembla su sangre. El réptil muestra sus colmillos. La garza termina. El réptil la devora. Nadie podrá descifrar su mensaje. Sigo aquí, entre libros inescrutables, ahora con una mancha incomprensible y roja en el espejo.
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