Noelia Loiz Cruz
Janilka Romero Serrano
Departamento de Estudios Hispánicos
Departamento de Drama
Facultad de Humanidades
Personajes: Inés; Pérez
En un salón de belleza, Inés está acomodando su mesa de trabajo. Canta mientras acomoda las cosas. Sale a buscar sus materiales. Entra Pérez. Observa el lugar. Encuentra un cuadro con una foto de ambas. Entra Inés.
Inés - ¡Muchacha!
Pérez - (Enseñando el retrato) Todavía tienes esta foto aquí.
Inés - Claro, ¿cómo no? Siempre hay que recordar los buenos momentos con buenas personas.
Pérez - (Incómoda) Sí. ¿Hace cuánto ya de esto?
Inés - Válgame, deben haber pasado ya como tres años.
Pérez - ¿Tanto? Parece que fue ayer.
Inés - Tienes razón, el tiempo pasa a las millas. (Silencio. Pérez la mira con tristeza.) Pero cuéntame, ¿cómo tú estás?
Pérez - Todo bien; trabajando, como siempre.
Inés - Parece que has trabajado mucho porque llevas tiempo sin pasar por aquí.
Pérez - Y por eso tengo las manos y las uñas hechas un asco.
Inés - (Le mira las manos) Sí, son un desastre pero de eso me encargo yo.
Pérez - Por eso siempre vuelvo aquí. Eres la mejor en esto.
Inés - Siéntate. ¿Qué te vas a hacer? ¿Lo de siempre?
Pérez - No, ya los french me cansan. Quiero un shellac. Está bien a la moda, además de que se ve bien chulo.
Inés - ¡Chulísimo! Todas las mujeres han venido pidiendo lo mismo; ya las uñas acrílicas no venden.
Pérez - ¿No? Pensé que las acrílicas tenían su público.
Inés - Todavía viene una que otra pidiéndolo, pero no es la mayoría.
Pérez - Y eso, ¿te afecta mucho el negocio?
Inés - Más o menos. Las acrílicas son más caras, pero el shellac se está moviendo bien. ¿Qué color quieres?
Pérez - Rojo
Inés - Pasión. Esto de que la economía está mala nos está afectando a todos porque la gente está cortando los lujos y las uñas no son una necesidad. Aunque para mí sí, pero bueno, estamos en pie de lucha.
Inés va a comenzar a pintarle las uñas.
Pérez - Ay no…, ¿tú crees que tengas un azul?
Inés - ¿Oscuro o claro?
Pérez - Oscuro, como la profundidad del mar.
Inés - O como cuando cae la noche.
Un silencio largo. Inés le pinta las uñas a Pérez.
Inés - Oye, y…, ¿en qué quedó lo de tu esposo? ¿Todavía siguen juntos?
Pérez - Todavía. (Silencio)
Inés - Si no quieres hablar de eso, ni importa.
Pérez - No tranquila, es que a veces pienso en qué dirá la gente.
Inés - Pero, ¿todo está bien?
Pérez - Vamos mejorando…, estamos yendo a terapia de pareja.
Inés - Bueno, pero eso no está mal. La gente lo critica siempre, pero si tú crees que va a ayudarlos en su relación, continúen.
Pérez - Sí… (Silencio), es que yo siento que lo amo, pero no se si esto valga la pena.
Inés - Hay que saber aprovechar el tiempo ahora porque el día que no esté…, uno nunca sabe las vueltas que da la vida.
Pérez - Tienes razón, pero ya no quiero abrumarte con mis problemas. ¿De qué parte de la República es que tú eres?
Inés - Del Cibao, Puerto Plata.
Pérez - ¿Tú sabes que yo viví un tiempo en Cabarete?
Inés - ¿Tú me estás hablando en serio?
Pérez - Sí, pero fueron como dos meses.
Inés - Ay… yo extraño mucho mi país.
Pérez - ¿Tú has regresado?
Inés - Mi situación es difícil.
Silencio
Pérez - ¿Viniste hace mucho tiempo?
Inés - No, no tanto.
Silencio
Pérez - ¿Viniste sola, con tu esposo o tus hijos?
Inés - Yo cuando vine por primera vez, vine con mi esposo, pero después nos regresamos.
Pérez - Ah.
Silencio
Inés - Ya después se complicó la cosa.
Pérez - ¿Cómo así?
Inés - No teníamos papeles.
Pérez - ¿Y cómo llegaste aquí?
Inés - Bueno, después de trabajar muy fuerte por varios meses, conseguimos el dinero para pagarle al dueño del bote. Cuando vimos el montón de gente y las condiciones del bote fuimos muchos los que queríamos regresar, pero no nos daban el dinero de vuelta. No teníamos opción.
-Las olas eran cada vez más grandes y el agua terminó por meterse en el bote. Recuerdo el agua fría entrando por mis zapatos. Tuvimos que tirar todas nuestras pertenencias porque el agua que entraba y la muchedumbre eran mucha carga para el pedazo de madera que nos sostenía. A veces siento que escucho los gritos de aquella noche… (Pausa)
- Mi esposo y yo fuimos los últimos en salir del bote. Nadamos, nadamos y nadamos y luego de varias horas mi esposo se me acerca y me dice que estaba muy cansado y que prefería flotar y descansar. Estaba tan oscuro que no podíamos ver, las olas eran enormes…, cada vez lo escuchaba más lejos de mí…
(Se le derrama el esmalte color azul con el que trabajaba y un frasco de acetona cae al suelo.)
-¡Ay! ¡Qué vaina! Perdón.
Inés trata de recoger la botella en el suelo, pero se derrama más. La toalla encima de la mesa se pinta color azul. El líquido llega a derramarse en la ropa de Pérez. El fuerte olor de la acetona impregna el lugar.
Inés - Perdóname, perdóname.
Pérez - No te preocupes.
Inés - Soy una tonta. Déjame limpiarte y te termino las uñas.
Pérez - Tranquila, no hay prisa.
Inés va al baño, suena el teléfono de Pérez.
Pérez
- Pérez. (Pausa)
- Lo sé, necesito más tiempo. (Pausa)
- Acaba de entrar al baño. (Pausa)
- Debemos esperar un poco más, señor. (Pausa)
- Entiendo. Pero este caso es diferente. (Pausa)
- Yo dejé saber desde el principio que no quería trabajar este caso. (Pausa)
- No me siento cómoda, usted sabe que no estoy de acuerdo. (Pausa)
- No es una criminal. No tiene documentos, pero no ha cometido ningún crimen. (Pausa)
- Pero señor… (Pausa)
- Usted no entiende... (Pausa)
- La conozco hace mucho tiempo. (Pausa)
- ¿Despedirme? Si supiera por lo que ella ha pasado, no pondría en juego mi trabajo. (Pausa)
- No tiene que recordármelo, eso ya pasó hace mucho tiempo y pagué las consecuencias. (Pausa) Sí, señor. (Pausa)
- Mi trabajo es hacer cumplir la ley. (Pausa)
- Entendido. Estamos listos.
Hace señal de “prevenido” a los agentes que esperan fuera del salón. Inés entra.
Inés - Discúlpame muchacha. Ahora sí que nos asfixiaremos con esta peste a acetona.
Pérez se levanta de la silla y toma del brazo a Inés, mientras saca las esposas.
Pérez
- Queda usted arrestada.
- Tiene el derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal de justicia.
- Tiene el derecho de hablar con un abogado. Si no puede pagar un abogado, se le asignará uno de oficio.
- ¿Le ha quedado claro los derechos previamente mencionados?
Inés - Confié en ti.
Pérez - ¿Le han quedado claro los derechos previamente mencionados?
Inés - Sí.
Pérez esposa a Inés y se la lleva arrestada.
Revista [IN]Genios, Vol. 3, Núm. 2 (febrero, 2017).
ISSN#: 2374-2747
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras
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