Iván Santos Montalvo
Departamento de Inglés
UPR Cayey
Extraño la libertad que viene con existir,
hasta la vida conoce quien pertenece.
La brisa ya no besa mi cabello ni susurra a mi oído.
Extraño la sonrisa que viene con sentir.
¡Qué precio el de casarse!
¡Qué precio el de perder mi vida tan joven!
Observo los niños a mi alrededor;
sonrisas y regocijos, ¡que conmovedor!
La libertad de querer y amar,
sin límites ni responsabilidades.
Miradas de compasión son dirigidas hacia mi ser,
miradas que acogen humildad y tristeza.
Cuanto daría por vivir el ahora,
unos años más atrás.
La vida del reloj no dura para siempre,
pronto el mío dejará de contar.
No hay relojero que logre ubicar la falla,
no tendría el instrumento correcto.
El arreglo va más allá
de manecillas y caja.
El pulso resuena entre los cristales,
recordándome cada hora, minuto y segundo que pasa.
De niña soñaba las cosas que quería lograr,
sueños que guardaban tanta certeza.
Qué triste querer y soñar,
llenar de falsedades la cabeza.
Le paso por el lado en las mañanas
a una niña con sonrisa que ilumina,
todo deseo parece poder ser cumplido con su mirada.
Lloro porque logre salir de aquí,
porque logre vivir.
Que nunca extrañe lo no logrado… que nunca extrañe.
Que no le falte… que sea libre.