Jonathan Morán Sierra
Departamento de Biología
Facultad de Ciencias Naturales, UPR RP
Las montañas de Cayey,
los cuatros todos sonando,
los campesinos cantando
mientras va arando el buey.
Por los restos del batey
comenzando una aventura
que me tiene en la locura.
Nuevos sitios yo veré,
aventuras yo tendré
muy llenas de sabrosura.
Salí de mi casa un día,
no pienso retroceder,
preciso doy a entender
durante la amanecida.
No quise mi despedida,
ninguno lo sospechó,
y si alguien por mí lloró
no quise causar un mal;
partí a la capital
por una orden de Amador.
Una noche bajo estrellas
de sumo frio y soledad.
El bosque de la maldad,
solo pienso en mi doncella.
Andrea, una mujer bella,
en batalla me domina.
Ahora veo una taína
y esto me tiene bien malo.
Es como un puñal de sal,
detrás siento unos respiros.
Rápido cierra la brecha
y siento un duro cantazo
que me da sendos plomazos;
es el dolor de una flecha.
Se va apagando mi mecha,
ahora nadie me cuida.
Ya pronto acaba mi vida
por esta santa aventura
llena de muchas locuras.
Muy pronta ella fue vencida.