Transdisciplinary Analysis of damage caused by an earthquake: Disaster in Añasco 1918
Alex J. Palermo Gómez
Departamentos de Antropología y Sociología
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
Recibido: 19/09/2024 Revisado: 21/11/2024; Aceptado: 24/11/2024
Resumen
Esta investigación analiza los daños causados por el terremoto de 1918 en dos calles del casco urbano de Añasco, Puerto Rico, complementando los registros geológicos e históricos. ¿Qué factores contribuyeron a la vulnerabilidad de la colonia más antigua de las Américas? Se encontró que la composición del suelo, la topografía, los materiales de construcción y el contexto político y económico convergieron en una distribución no homogénea de los daños en las áreas periféricas del centro urbano.
Palabras claves: Añasco, terremoto 1918, vulnerabilidad, antropología de desastre, riesgo de desastre
Abstract
This study analyzes the damage caused by the 1918 earthquake on two streets in the urban center of Añasco, Puerto Rico, complementing geological and historical records. What factors contributed to the vulnerability of the oldest colony in the Americas? It was found that soil composition, topography, building materials, and the political and economic context converged, resulting in a non-uniform distribution of damage in the areas surrounding the town center.
Keywords: Añasco, earthquake 1918, vulnerability, disaster anthropology, disaster risk
Introducción
Este ejercicio antropológico estudia la convergencia entre la vida en sociedad y la naturaleza dentro del contexto de un desastre. En 1918, al oeste de la isla grande del archipiélago de Puerto Rico, alrededor de las diez y cinco de la mañana, se registró un terremoto al norte del canal de la Mona que afectó la zona con un posterior tsunami (Jaramillo, 2018; LaForge, 2017). Cien años después, los terremotos volvieron a hacer presencia en otra zona de sismicidad al suroeste del archipiélago de Puerto Rico (van der Elst, 2020), dejando un desastre justo antes de la pandemia de COVID-19. ¿Cómo reflexionar sobre la sismicidad y sus repercusiones sociales para el manejo de un desastre? ¿Y qué otro récord histórico habrá sobre este desastre en Puerto Rico?
¿Qué es un desastre?
Un desastre se puede articular conceptualmente como Riesgo (de desastre) = Vulnerabilidad x Amenaza (Marino, 2015). En este modelo se comprende la amenaza como un evento de naturaleza medible y la vulnerabilidad como un factor social de gran variabilidad (Faas, 2016). Como producto de esta ecuación, R (de D) = A x V, quedaría el factor de riesgo ante un desastre. De manera general, se estima que la amenaza que dio lugar al desastre del 11 de octubre de 1918 fue un terremoto de aproximadamente 7.3 magnitud en la escala Richter. Esta investigación consideró el impacto documentado en el récord histórico utilizando los daños como unidad de medición. Coincide con el informe de la iglesia católica sobre el sismo y las narraciones periodísticas sobre los daños al nombrar la municipalidad de Añasco como las más afectada por el sismo (ver Figura 1). “Relativamente este [Añasco] fue el más castigado por el terremoto” (Canals, 1918). Como foco de este análisis, se exploran los daños registrados y qué factores de vulnerabilidad contextualizaron la calle San Juan y calle Sol en el casco urbano de Añasco.
Figura 1: Calle sin identificar en el pueblo de Añasco
Fuente: Puerto Rico Ilustrado 1918 #452
Es importante recalcar que un desastre se comprende desde la transdisciplinariedad, pues hablar sobre naturaleza y sociedad condiciona a pensar en las limitaciones de los sesgos del conocimiento. La construcción teórica del desastre y el desarrollo conceptual desde la academia se ha dado porque cada disciplina (geología, ingeniería, sociología, ecología, etc.) ha enriquecido las perspectivas que atan los factores convergentes (Faas, 2016). Sin embargo, el occidente insiste en llamar “desastre natural” a la noción del desastre y su relación con la naturaleza de las fuerzas geofísicas de la tierra. El desastre se ha utilizado para justificar intervenciones del occidente en el sur global (Faas, 2016; Klein, 2018) desde discursos del subdesarrollo y que históricamente asimilan los principios occidentales a consecuencia del colonialismo. En ese sentido, ¿será posible concebir el desastre sin proponer la intersección colonial y poscolonial del imperialismo y sus mercados globalizados? Desde la antropología, no es posible considerar solo el factor de amenaza como determinante de riesgo para un desastre sin incluir las condiciones que construyen históricamente la vulnerabilidad.
Puerto Rico 1918: Acaecimiento en el oeste de la colonia
Puerto Rico fue invadido por los Estados Unidos de América en 1898, cuando fue dado como botín de la Guerra Hispanoamericana. En 1917 se impuso la Ley Jones como la nueva ordenanza colonial; se otorgó ciudadanía estadounidense a lxs puertorriqueñxs y se creó un cuerpo legislativo criollo. Dentro de este marco histórico, en 1918 la respuesta estatal crea la Junta del Terremoto (Jaramillo, 2018) para ayudar con el manejo de los daños ocasionados en la isla. Desde el gobierno federal, los sismólogos Reid y Taber llegaron a la isla para cuantificar el impacto del sismo. Estos seleccionaron las estructuras de las iglesias por su construcción similar y distribución por todo Puerto Rico para generar los datos que recogieron durante su viaje a la isla y presentaron su informe a la Junta del Terremoto en 1919. Al momento se comprendía la fuerza de un sismo utilizando las estructuras y los daños consecuentes, conocido en ese contexto como “estudio isosísmico”. La estructura era la base que sostenía el dato de impacto de un terremoto para describir en base de una escala de intensidad. Es decir, la medida de intensidad de un sismo se comprendía en base a los daños sostenidos por una estructura. Podría esto confundir lxs lectorxs con la concepción sísmica moderna medida basándose en la magnitud que implica la medición de la energía liberada por un evento sísmico.
Archivo de daños de la Junta de Terromoto
Dentro de los mal llamadosi “archivos olvidados” (La Forge, 2016) en el Archivo General de Puerto Rico bajo el fondo de Obras Públicas, se ubican las peticiones que recopiló la Junta del Terremoto con el fin de distribuir fondos de reconstrucción a los afectados por el terremoto (Jaramillo, 2018). Las municipalidades de Aguada, Aguadilla, Añasco y Mayagüez reflejan la mayoría de las solicitudes ante la Junta. Los datos son mirados críticamente desde la vulnerabilidad y si bien se puede obtener gran información sobre los daños, se evita victimizar a lxs peticionarixs para reconocer el valor del dato atado al contexto del 1918. Dentro de las quince peticiones muestreadas, ocho corresponden a la calle San Juan y siete a la calle Sol. Las peticiones, con un total de diecisiete entradas, recogen: información personal, ubicación, límites cardinales, material de construcción, registro de propiedad, deudas o gravámenes, tasación, situación económica, firma del inspector, comentario de daños firma de quien toma esta petición y su sello y firma del alcalde.
A partir de los datos encontradosii, se puede inferir un filtro de información del testigo que firma, pues hay un marcado juicio valorativo de quien está recibiendo esta información. La petición #116 correspondiente a María Tubens es la única propiedad de concreto y a la única que no se le aprobó la ayuda. Todas las peticiones vienen acompañadas de una hoja del inspector preparada en maquinilla la cual certifica los daños y desglosa los materiales y el costo necesario para reparar la propiedad. En la hoja correspondiente a la petición de M. Tubens está escrito a mano a modo de comentario: “Esta señora creo puede hacer un préstamo”. La Junta del terremoto le respondió en una carta para informarle de las razones por las cuales no le aprobaron la ayuda, la primera siendo que tenía parte de la casa alquilada por $25 al mes y la segunda que poseía una finca de café en producción en Añasco. Bajo el renglón de situación económica, se describe que: “...es viuda con siete hijos casi todas mujeres. No tiene sueldo alguno, ni más entradas que la de la finca descrita”. Considerando el contexto colonial, una estrategia para capitalizar desde la invasión estadounidense fue sabotear y expropiar los terratenientes de maneras directas o indirectas (Scarano, 2008). Se pudiera considerar una exquisita coincidencia el que se haya escogido una mujer viuda que posee una finca de algunas cuarenta cuerdas para solicitar un préstamo. Sin embargo, no se cuenta con la información completa de cómo resolvió su situación.
Esta investigación considera que las peticiones informaron la escala de intensidad de daños propuesta por LaForge y McCann para su análisis de daños para la municipalidad de Aguadilla. Esta escala recoge las variables de daños y las separa entre daños por terremoto y daños por tsunami. La misma cuenta con once puntos siendo el uno la categoría más grave, asignado a aquellas propiedades desplazadas por el tsunami y el once a aquellas que no sufrieron daño alguno. Se le asignó a cada petición un número dentro de la escala que representó el valor de los dañosiii. La casa de M. Tubens fue designada con un número siete en la escala: severamente dañada por los temblores, pero reparable. Este instrumento sirvió a esta investigación como una métrica para buscar los patrones de daños de una forma objetiva y estandarizada.
Para ubicar en un mapa de daños los casos de la muestra, se necesitaron dos caracterizaciones: un número de casa en la petición y un mapa detallado del casco urbano antes del terremoto. La audacia de un cartógrafo militar produjo un contenido vital y hasta etnográficoiv del Puerto Rico que apenas comenzaba el pasado siglo. El teniente William H. Armstrong realizó un viaje cartográfico y recorrió gran parte de la isla entre los años 1908 a 1912 (Dolores y Thompson, 2020). El trabajo de Armstrong apoyó significativamente la percepción de las calles en contraste con los daños registrados.
Añasco desde el lente militar
En 1910 se da paso a este viaje cartográfico en Añasco; en sus diarios, Armstrong recopiló dibujos a mano y mapas de los cascos urbanos que visitó (ver Figura 2). Convenientemente para esta investigación, sus mapas sombrean áreas de casas "buenas” y áreas de "bohíos", lo que abre espacio para plantear un acercamiento antropológico. Se propuso concebir la noción de “centro” con referencia a la plaza y las estructuras de poder (iglesia, alcaldía y escuela), y la periferia se consideró como aquellas estructuras alejadas de dicho centro. La calle Sol se desplaza paralela a la plaza y la calle San Juan nace perpendicular al centro y se extiende al norte del centro. Concretamente, esta área corresponde al cuadrángulo noroeste del casco urbano y la mayor concentración de casos se refleja en el oeste de la iglesia. Se determinó establecer unos límites al área del centro y considerar un circuito entre las cuatro calles que rodean la plaza y las estructuras de poder que aparecen en el mapa (escuela, iglesia católica, alcaldía): al este la calle Victoria, al oeste calle Caridad, al sur calle Hostos y al norte calle Sol. En perspectiva, Añasco se consideró una periferia dentro del contexto regional ya que para 1918 Mayagüez era considerado la metrópolis del área oeste.
Figura 2: Mapa de Añasco
Fuente: W. H. Armstrong (1910), reproducido en The cartographic journey of Liutenant William H. Armstrong – El viaje cartográfico del teniente William H. Armstrong, Puerto Rico 1908-1912 (2020)
Metodología
Suponer estos espacios para propósitos metodológicos no representa de ninguna manera las definiciones espaciales del contexto de 1918, sino que contextualiza los datos de esta investigación y permite demostrar visualmente los posibles patrones de daños. Para atender las interrogantes que busca responder esta investigación se consideraron dos premisas: ¿Por qué el terremoto de 1918 impactó a la comunidad de Añasco? ¿Se distribuyeron los daños de forma homogénea en el casco urbano? La especulación inicial consideró el registro de daños, y se esperaba que las estructuras del centro privilegiado recibieran mayor remuneración para arreglos, en contraste con las comunidades en la periferia del privilegio. También se esperaba que las estructuras reparadas fueran favorecidas por la planificación americana y determinar si el municipio cambió su lógica criolla.
Las Tablas 2 y 3 recopilan los datos registrados en cada petición, analizando caso por caso los dichos daños. El reto metodológico fue georreferenciar las peticiones, para poder darle sentido al mapa que ilustraría los daños (ver Figura 3). Con tan solo quince casos en un universo de ciento setenta y dos peticiones correspondientes a Añasco, esta investigación logró colocar seis puntos en el mapa con certeza. Como parte del reto metodológico de georreferenciar los casos estudiados, se utilizó la herramienta de Geocoder de la oficina de Censo de los Estados Unidos. Esta herramienta permite utilizar un código postal, una calle y un número de casa para dar con las coordenadas en un mapa. Sin embargo, los datos encontrados y las conclusiones a las que se llegaron fueron gracias al margen de error de esta herramienta virtualv. Muchas de las casas se lograron identificar gracias a su descripción en la petición y no necesariamente porque las coordenadas ilustraron los resultados. Se puede mencionar las peticiones #13, #129 y #135, las cuales se constató que eran casas vecinas una al lado de la otra al norte de la calle San Juan. Estas muestran un registro de daños de ocho, seis y siete, respectivamente, en la escala de intensidad. Sin embargo, la #13 y #129 no se colocaron en el mapa pues no contaban con número de casa y, para propósitos de la muestra, solo se consideraron las que sí lo tuviesen.
Tabla 2: Daños de la Calle San Juan
Tabla 3: Daños de la Calle Sol
Figura 3: Mapa de daños Añasco 1918
Fuente: Elaboración del autor
Visualizando la vulnerabilidad ante un desastre
Hasta este punto se ha desarrollado y contextualizado la amenaza, y cómo fue manejado el proceso de recolección de datos. Para abundar sobre la vulnerabilidad y su construcción histórica, se contrastaron las narraciones del teniente Armstrong con los daños reportados y las historias que cuentan sus peticiones. Igualmente, se consideró el trabajo fotográfico de la revista Puerto Rico Ilustrado, que visualmente construye los daños reportados en el oeste y cómo se redefinieron los espacios. Sobresalen las fotografías de la plaza (ver Figura 4) y cómo la Cruz Roja transformó este espacio en un campamento para las personas que se quedaron sin hogar (Puerto Rico Ilustrado, 1918). Muchas de estas peticiones fueron firmadas entre los meses de febrero a junio del año 1919, lo que obliga a preguntarse: ¿dónde estuvieron estas personas sin hogar durante el periodo entre el terremoto y la firma de las peticiones?
Figura 4: Repartición de comida en la plaza de Añasco
Fuente: Puerto Rico Ilustrado 1918 #461
La petición #123 y #39, correspondientes a Luisa Velazco y Alejandrina Trías respectivamente, fueron de gran valor para este análisis. Ambas fueron válidas y se ubicaban en la calle Sol. A las dos casas se le asignó un seis en la escala de intensidad que quiere decir: propiedad destruida por terremoto (LaForge, 2016). Originalmente, las propiedades de estas peticiones se categorizaron como parte del centro, por su cercanía a la iglesia. Sin embargo, cuando se sobrepuso en el mapa del teniente, se consideró como parte de la periferia. Estas propiedades se situaban en lo que Armstrong denomina Bohíos (“Shacks”) y, a pesar de su relativa cercanía al centro, se asumió una periferia al centro.
El comentario de daños para la petición #39 indica: “En estado ruínense... Sus dueñas son pobres” (p. 2). Además, describe la situación económica de A. Trías de la siguiente manera:
...que son tres mujeres solas, sin padres, hermanas ni parientes que le ayuden, que libran su subsistencia con los socorros que las personas caritativas le hacen, pues su negocio de ventas de dulces apenas les deja 15 centavos por día. (p. 2)
Sobre la casa de Luisa Velazco se narra: “Debido a su techumbre que es de tejas de barro fue completamente desplomada” (p. 2). A esto el inspector añade sobre los setos: “Necesitan una seria reparación para ponerlos en estado servible” (p. 3). El inspector determinó que la casa era de antigua construcción. Desde una mirada más amplia, se puede considerar la esquina noroeste de la iglesia con una frecuencia de daños más graves entre los factores de antigüedad y empobrecimiento. La iglesia católica también quedó destruida y sus daños se valorizaron con un seis en la escala de intensidad. Los daños a la iglesia sostienen un punto de intersección y de vulnerabilidad en esta zona al oeste de la iglesia y habría que preguntarse por qué.
Topografía del valle fluvial de Añasco
Para atender esta pregunta hubo que considerar el espacio geográfico y cómo Añasco y su entorno configuraron este impacto en el casco urbano. Algunos puntos sobre su topografía: “Un gran valle aluvial de unas 26,195 cuerdas ... un 26% del municipio es plano y un 63% terrenos con declive llevaderos a alto” (Gaztambide, 1984). Su altura sobre el nivel de mar es de 7 metros en el llano y de 787 metros a 1,014 metros en las montañas” (Gaztambide, 1984). Resaltar las características del valle de Añasco permite expandir el análisis geológico y quizá explicar el impacto. El terreno conocido como aluvión depositado por eventos de inundación sobre un valle crea un terreno altamente fértil y propenso a deformaciones geológicas. Desde la perspectiva geológica, se puede aplicar a estos datos topográficos el principio de licuefacción (Tuttle, 2005), que comprende el comportamiento líquido de un sólido. La composición de aluvión del terreno de Añasco y su casco urbano casi en el centro del valle se pueden correlacionar para argumentar el porqué de estos daños. Al combinar el declive del terreno con las estructuras antiguas de más de cien años (Puerto Rico Ilustrado, 1918) se puede ver como un espacio altamente impactado en consecuencia.
Reid y Taber (1919) en su informe a la Junta del Terremoto son los únicos, dentro del contexto de estudio, en sugerir la alta incidencia de asentamientos en Puerto Rico en los valles fluviales. Esto interseca con los métodos de producción de la economía colonial, ya que los valles fluviales se correlacionaron con municipalidades agrícolas (Gaztambide, 1984; Scarano, 2008). Aplicando una mirada antropológica, para la fecha del sismo la transformación social de la economía se dio debido a factores globales, entre ellos, la Primera Guerra Mundial, el surgimiento de sindicatos y los movimientos sufragistas. A su vez, el cambio de economía agraria a una de talleres y manufactura dio paso a una pandemia de influenza (Scarano, 2008). La población de un valle con una economía en decadencia quedó desventajada en las primeras décadas del siglo XX ante el impacto del sismo. Aunque los datos encontrados representan poco de lo que pasó adyacente al centro, se podría expandir esta conclusión: no fueron homogéneos los daños por factores de terrenos y contexto económico; Añasco se transformó. Y a partir de los datos de las peticiones de Velazco y Trías se propone que se dio lugar a un cambio de zonificación con respecto a la calle Caridad y la calle de los Ángeles. El cambio contempla lo siguiente: el daño de la cuadra completa al oeste de la plaza fue tan severo que en la reconstrucción se eliminó la calle Caridad, y en su lugar se puso a la calle de los Ángeles como límite del centro. Esto se interpretó como una manera de redefinir el centro y poder expandir a lo que vendría a ser la “nueva planificación”. Sin embargo, el municipio no cambió su lógica criolla con respecto al centro, sino que asimiló una nueva dirección. En otras palabras, los edificios de poder fueron reconstruidos adyacentes al centro, lo que sugiere que no se modificó la perspectiva de centro como resultado.
Entre los datos recopilados por parte de Reid y Taber se encuentra la perspectiva de las personas que presenciaron el sismo. “Aquí [Valle fluvial de Añasco] el primer shock comenzó con una vibración vertical, se dice que fue la más severa” (Reid y Taber, 1919, p. 11). Las condiciones en las que se dio este sismo fueron favorables para la visibilidad de las deformaciones del terreno a lo largo del valle a la luz de la mañana. Las vibraciones verticales explican por qué las estructuras con techos de barro, tejas, ladrillos y mampostería fueron severamente impactadas. Las propiedades de A. Trías y L. Velazco de madera con techo de tejas, también la iglesia de mampostería y la alcaldía que estaba hecha de ladrillos son algunos ejemplos que reflejan daños debido a las vibraciones verticales. No obstante, la dirección de las ondas sísmicas (de noroeste a sureste) puede explicar el deterioro de la propiedad de María Tubens que era de concreto y sufrió daños de un muro que daba a la calle Victoria y una parte de la fachada que daba a la calle Sol, quedando solo para aprovecharse el techo y las puertas, según el comentario del inspector. En contraste se sabe de otra estructura de concreto en el centro (escuela biblioteca) que los sismólogos confirman no sostuvo daños mayores. Su estructura llamó la atención del foco investigativo porque fue nombrada por los sismólogos y por el diario del teniente Armstrong.
Análisis antropológico
Como parte del relato que conforma la narración del teniente se intersecan los intereses generales de describir la población y su sentir con relación a lxs estadounidenses. En 1910, el sacerdote de la parroquia ha pronunciado a todos los americanos “diablos” y a las escuelas como “casas de diablos” (Dolores y Thomson, 2020, p. 311). Este comentario es relevante para nuestro análisis antropológico, que pretende estudiar la vulnerabilidad críticamente. ¿Qué representa esta estructura y su resiliencia al sismo? ¿Cómo la resistencia al sismo de la escuela (estructura de poder colonial) incide en contraste con las estructuras de poder de la vieja colonia (iglesia, alcaldía)? La colonización de Puerto Rico por parte de los Estados Unidos se logró en gran medida por los esfuerzos de escolarización, primero con la Escuela Normativa y posteriormente con la Universidad de Puerto Rico. Este relato de quien probablemente fue el Padre Bernazar resalta cómo las instituciones dominantes de la vieja colonia reprochaban a las nuevas entidades que conforman el colonialismo estadounidense. En un viaje de campo a Añasco (abril, 2024) se ubicó la tumba de este párroco en el atrio de la iglesia y hoy día la calle Sol lleva su nombre. La sistematización y control de identidades a principios de siglo XX representan una construcción social que dio más espacio al acaecimiento del área oeste de Puerto Rico. Se sugiere que la interpretación de los factores económicos, sociales, topográficos y el impacto del sismo convergen para dar paso a una acelerada “transformación/desarrollo" en favor de la organización espacial de urbanizaciones (modernas) que hoy día se encuentran a la parte oeste de la plaza.
Otros hallazgos sobre la transformación de Añasco lo son los registros poblacionales de la oficina del censo de los Estados Unidos. Dentro de los pueblos más afectados por el sismo, Añasco fue el único que tuvo un decrecimiento poblacional (ver Tabla 4) en el pueblo (centro): de tener 3,064 habitantes para 1910 declinó a unos 2,552 para 1920. Es decir, 512 habitantes menos. Se puede deducir que no es el número que representa la cantidad de personas que se fueron a causa del desastre, sino que el impacto del sismo interrumpió el crecimiento poblacional de Puerto Rico de 1918 y esto sin considerar las muertes por la pandemia de influenza, que podría ser mucho mayor sin evidencia de una cifra exacta. Debido a las migraciones que ocurrieron a causa de la guerra y cambios en la economía el desplazamiento poblacional de Añasco queda incógnito.
Tabla 4: Censos municipales 1898-1940
Fuente: Extracto construido por el autor a partir de la tabla presentada por Sepúlveda (2004, p. 65)
Además, se puso en contraste la distribución de sexo en las peticiones revisadas en esta investigación. El documento de petición no proveía un espacio formalmente para mencionar el sexo de lxs peticionarixs, pero gracias a las descriptivas del testigo que narró en tercera persona, podemos deducir este dato. De las quince peticiones se encontró que doce corresponden a mujeres y tres a hombres. Considerando que aún quedan unas ciento cincuenta y siete para poder tener el panorama completo, en esta muestra la distribución de daños no fue homogénea a base de los sexos. En otras palabras, la población femenina de esta muestra se vio afectada desproporcionadamente. Aún sin ninguna señal del porqué de este dato.
Conclusión
Investigar y divulgar trabajos que atiendan la memoria a fin de expandir la conciencia sísmica propone romper con los patrones que han construido la vulnerabilidad actual de Puerto Rico. Añasco ha aumentado exponencialmente su densidad poblacional e implora pensar sobre esta zona y sus futuros riesgos. Tomando en cuenta los hallazgos de este ejercicio antropológico, impera entender qué factores actualmente merecerían la revisión de las organizaciones de prevención de desastre, para prevenir un mayor impacto que el acontecimiento al oeste de Puerto Rico en 1918.
Ha sido el objetivo de esta investigación complementar el récord geológico con los relatos históricos para dar con un mapa de daños por terremoto. Trabajos futuros deben explorar las lógicas criollas de asentamiento en Puerto Rico y sobre todo las variantes de lo informal, permitiendo una profundización en la construcción de la vulnerabilidad. A su vez, deben indagar sobre el rol de la Cruz Roja y qué impacto tuvo sobre la reconstrucción del oeste, para dar paso a una reflexión de la significación de los espacios post desastre. Replicar esta metodología con una perspectiva regional aportaría a una conversación sobre la conciencia sísmica, enfatizando que miles de personas habitan estos espacios hoy, los cuales están en riesgo potencial. Las condiciones que construyeron la vulnerabilidad de 1918 quizá no son las mismas del presente, no obstante, aún se vive bajo un régimen colonial en Puerto Rico donde el desastre es una oportunidad más que las estructuras de poder aprovechan para capitalizar.
Referencias
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Notas al pie
i Se entienden estos archivos dentro del contexto colonial. Y se sostiene que llamarlos “olvidados” no reconoce la agencia de la colonia y coexiste con el esfuerzo de LaForge de digitalización que facilitó este proceso investigativo.
ii Un extracto de los datos de cada petición puede ser solicitado al correo electrónico alex.palermo@upr.edu
iii Escala de Intensidad (Damaged scale used for Aguadilla, Table 2. LaForge y McCann, 2016)
(1) House carried away by tsunami
(2) House moved by tsunami, not repairable
(3) House destroyed by tsunami, not repairable
(4) House moved by tsunami, repairable
(5) House not moved by tsunami, repairable
(6) House destroyed by ground shaking
(7) House severely damaged by ground shaking, repairable
(8) House moderately damaged by ground shaking, repairable
(9) House lightly damaged by ground shaking, repairable
(10) Tsunami and ground shaking damage
(11) No damage
iv La noción de etnográfico es una calificación personal del autor y no se acepta el diario de W. H. Armstrong como etnografía válida.
v Las bases de datos del American Community Survey (2010- 2024) que informan la herramienta del Geocoder limitan metodológicamente la aplicación en esta investigación.
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