Generando realidades: internalización de los roles de género y la construcción identitaria en mujeres puertorriqueñas

Gendering realities: Internalization of gender roles and the construction of identity in Puerto Rican women

Laura La Luz Barrios 
Departamento de Psicología 
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP

Recibido: 20/09/2024; Revisado: 12/12/2024; Aceptado: 12/12/2024

Resumen

Esta investigación examina si la internalización de los roles de género influye en la construcción de identidad en mujeres puertorriqueñas. Las participantes (N=6) completaron la Escala de Actitudes de Rol de Género (EARG) y respondieron a entrevistas individuales semiestructuradas. Se identificaron actitudes trascendentales hacia los roles de género en la muestra, al igual que niveles altos de resistencia ante concepciones estereotipadas de lo que significa "ser mujer" socialmente. Se determinó que la internalización de roles de género influye sobre la construcción identitaria de mujeres en Puerto Rico. Se recomienda indagar más sobre la naturaleza de la relación entre ambas variables.   

Palabras claves: actitudes trascendentales, entrevistas, Escala de Actitudes de Rol de Género, estereotipos, Puerto Rico   

Abstract

This research examines whether the internalization of gender roles influences identity construction in Puerto Rican women. The participants (N=6) completed the Gender Role Attitude Scale (GRAS) and responded to semi-structured individual interviews. Transcendental attitudes towards gender roles were identified in the sample, as well as high levels of resistance towards stereotypical conceptions of what “being a woman” means socially. It was determined that the internalization of gender roles does influence the construction of the identity of women in Puerto Rico. However, further investigation is recommended to determine the nature of the relationship between both variables.   

Keywords: transcendental attitudes, interviews, Gender Role Attitude Scale, interviews, stereotypes, Puerto Rico   

Introducción 

A través de la historia, distintos procesos de socialización propiciaron espacios de creación, desarrollo y realización significativos para la sociedad. Mediante la colonización y la modernización, se promovieron creencias y valores para lograr la adaptación de sujetos a dinámicas sociales predeterminadas. Un ejemplo fue la socialización del género, a través de la cual múltiples categorías, expectativas, roles y patrones de conducta se concretaron. Esto abrió las puertas a una nueva vertiente de estudio, donde el género, las identidades y otros conceptos ideológicos asumieron un papel protagónico en el plano investigativo.    

Hablemos del género y la identidad 

Con el paso del tiempo, los debates que cuestionan la conceptualización del género han aumentado sustancialmente. Simultáneamente, los estudios enfocados en los roles de género, así como su influencia sobre la conducta humana han despertado el interés de muchos investigadores. Por tanto, han surgido un sinnúmero de teorías en un intento de racionalizar el género y la forma en que este repercute en la vida de las personas. 

En 1949, Simone de Beauvoir publicó su escrito El segundo sexo, en el que se preguntaba quién era la mujer y dio con que, socialmente, es un ser humano que no es el hombre. Es decir, de Beauvoir reconoció que la mujer es definida como mujer por el hombre, obedeciendo una construcción determinada por la cultura patriarcal donde la mujer existe como la Otra. Estos y otros señalamientos de Beauvoir sobre la existencia y la determinación femenina desde una perspectiva estrictamente patriarcal han sido útiles para analizar la condición de la mujer en la sociedad moderna. Sin embargo, la teoría de la otredad femenina ha sido malinterpretada en ocasiones, dado que conserva rastros de la dicotomía hombre-mujer. Con tal de evitar reforzar dicha suposición en esta investigación, se estará analizando la teoría performativa de género propuesta por le autore Judith Butler en la discusión. 

Judith Butler ha sido clave para los estudios de género dadas sus contribuciones teóricas y conceptuales en el campo. En su libro El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad (2007), Butler analizó el género como un constructo, proponiendo que la categoría de “mujer” es un método de clasificación producido por los sistemas de poder para definir a los sujetos. Le autore definió el género como el producto de un sistema heteronormativo, describiéndole como una construcción social hegemónica que mantiene y reproduce los binarios (2002). Es decir, condenó el binarismo normativo reproducido por los investigadores que le precedieron y repensó la materialidad del cuerpo y la distinción entre género y sexo que le sostiene. En fin, la deconstrucción del género propuesta por Butler a través de sus escritos representó uno de los aproximamientos teóricos feministas más transcendentales en el estudio del género y puso en tela de juicio el carácter opresor de la norma heterosexual sobre los sujetos y sus cuerpos.      

En vista de los señalamientos de Butler, también era oportuno explorar la forma en que en las teorías de la interseccionalidad han considerado la opresión y su influencia sobre la experiencia del género. Según Cobo (2000), las personas experimentan la opresión en varias formas y grados de intensidad en un proceso integrativo de variables de opresión que es distinto en cada individuo. Adicionalmente, varias teorías interseccionales han concluido que tales variables repercuten en la vida de las mujeres, incluyendo la comunidad, el trabajo y la política (Brown, 1974; Collins, 1998; Molyneux, 1984). En fin, la interseccionalidad considera que:   

la sociedad tiene dispositivos de desigualdad social, los cuales constituyen vectores de opresión y privilegio; entre ellos destacan no sólo el género, sino también la clase, la raza, la situación geográfica, la orientación sexual y la edad. La variación de estas intersecciones altera cualitativamente la experiencia de ser una mujer, lo que debe tomarse en cuenta para teorizar y dar cuenta de sus experiencias. (Guzmán, 2021, p. 10)    

Este vínculo entre el género y la subjetividad de la experiencia permitía abordar la segunda variable de esta investigación: la identidad personal y su construcción. Por su lado, el concepto “identidad” ha sido estudiado por numerosos teóricos. Por ejemplo, Sigmund Freud (1923) utilizó “identidad” para referirse a las identificaciones que realiza el sujeto para la constitución del “yo”. Además, Heimann (1942) afirmaba que la identidad es el conjunto de formaciones psíquicas (deseos, impulsos, emociones y capacidades) que hacen que el individuo se sienta integrado y único. Otros teóricos han definido la identidad como un proceso evolutivo que se extiende desde la adolescencia hasta la adultez (Erikson, 1968). Otros, incluso, la han considerado una construcción narrativa hecha a partir de la reflexión del individuo sobre su biografía (Giddens, 1997; Ricoeur, 1996). Es decir, los teóricos que han asumido la tarea de estudiar la identidad han partido desde distintos posicionamientos para explicar el concepto, incluyendo el psicoanálisis, la biología y la narración. Sin embargo, muchas de las teorías desarrolladas han sostenido que la identidad existe a pesar de la sociedad, no en relación con ella. Aun así, otra gran variedad de teóricos ha explorado la identidad desde su componente social.     

Según Herbert Mead (1934), defensor del interaccionismo simbólico, el ser humano ha tomado conciencia de sí mismo a partir de su participación en la sociedad, donde interioriza una serie de papeles generales y se apropia de un yo generalizado. La definición de “self” utilizada por Mead referencia un proceso de interacción entre el yo y la interiorización de las actitudes de otros hacia uno mismo, lo cual sirvió para sustentar que la identidad involucra al individuo y a aquellas actitudes de la sociedad que le rodea (1934). Además, autores más modernos han explorado la construcción de la identidad desde la psicología y el constructivismo, sosteniendo que las personas construyen su identidad mediante la interacción con el mundo y en base a sus ideas sobre su medio físico, social o cultural (Páramo, 2008; Toledo, 2012; Zárate, 2015).   

Consecuentemente, si múltiples teorías han descrito al género como una noción reproducida histórica y socioculturalmente y, además, la construcción de identidad personal ha sido entendida como un proceso atravesado por factores sociales, entonces es de gran interés conceptualizar cómo estos se relacionan. Por tanto, se justifica la realización de una investigación como esta, para comprender cómo las mujeres en Puerto Rico asumen su identidad, considerando la posible influencia que la internalización de roles de género podría presentar.   

Planteamiento del problema, objetivo e hipótesis 

El interés por realizar este estudio nació de la pertinencia de estudiar cómo los procesos sociales e ideológicos impactan a la población femenina en Puerto Rico actualmente. Evidentemente, la internalización de los roles de género ha sido investigada en el pasado. Por ejemplo, Hernández (2008) examinó la representación de género en estudiantes hispanos de la Universidad de Rutgers y la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Sin embargo, los trabajos investigativos más recientes sobre los roles de género en Puerto Rico son mayormente teóricos, puesto que recuperan sus datos de revisiones de casos jurídicos, políticas educativas y obras artísticas, entre otros (Méndez, 2019; Poder Judicial de Puerto Rico, 2020; Reyes, 2015; Rosario, 2016). Por ende, se sustenta la importancia de realizar investigaciones prácticas sobre la internalización de los roles de género en mujeres puertorriqueñas. 

Similarmente, la construcción de identidad en puertorriqueños ha sido examinada de forma práctica anteriormente. Por ejemplo, Jelitza Soto Román (2021) ilustró los retos que representa el abordaje teórico, clínico y ético de asuntos relacionados a la diversidad humana y la identidad mediante el análisis de entrevistas. Sin embargo, Soto se enfocó en la identidad desde una perspectiva psicoanalítica, cuestionando el proceso de significación tras la construcción identitaria. Similarmente, la literatura teórica y práctica disponible sobre la construcción de la identidad en puertorriqueños asume marcos teóricos particulares o se enfoca en facetas identitarias predeterminadas como la laboral, la racial, la cultural o la de género, las cuales no son el enfoque de este estudio (Franco et al., 2022; Enit, 2015; Martínez, 2021; Reyes, 2012).      

Dada la escasez de trabajos aplicados realizados en Puerto Rico para examinar ambas variables, el propósito central de esta investigación fue indagar en la realidad poblacional de las mujeres puertorriqueñas para puntualizar cómo la integración de normativas culturales se refleja en su constitución personal. Se hipotetizaba que la internalización de roles de género repercute en la construcción de la identidad personal en mujeres puertorriqueñas. En adición, se proponía que existe una relación congruente entre ambas, donde una mayor internalización de roles de género significa una mayor influencia de estos en la definición de las mujeres de su identidad.    

Marco teórico 

Se asumió el construccionismo social como marco teórico, ya que propone que los fenómenos que se entienden como “internos” (ej. los procesos de internalización y la identidad), son “construidos socialmente y obtienen su significado en las interacciones sociales” (Agudelo & Estrada, 2012, p. 356). El diseño de triangulación concurrente (DITRIAC) sirvió de estructura para lograr una aproximación mixta, dado que propicia la recopilación, discusión e integración simultánea de datos cuantitativos y cualitativos (Hernández & Mendoza, 2018). 

Criterios de inclusión, reclutamiento y muestra 

Para participar de este estudio, cada participante debía tener 21 años o más, dominar el español, identificarse como mujer y ser puertorriqueña. Se reclutaron participantes mediante un muestreo intencional para dar cuenta de los dispositivos de desigualdad social, incluyendo la situación geográfica, la edad, la orientación sexual y la raza; tomando en consideración cómo las variaciones entre estas intersecciones pueden alterar cualitativamente la experiencia de ser una mujer (Guzmán Cáceres, 2021). Aun así, no se establecieron cuotas participativas estáticas en un intento vacío de alcanzar la representatividad.    

Para el reclutamiento, se creó una hoja de promoción que fue compartida mediante redes sociales. Una vez las participantes respondieron a la convocatoria, se estableció la modalidad (presencial o virtual), fecha y hora de preferencia de cada una para realizar la sesión junto a la investigadora. La muestra final estuvo compuesta de 6 mujeres adultas (21–66 años) (M = 29.67, DE = 17.89) (ver Apéndice 1). El 83.3% [5] reportó ser cis-género, mientras que el 16.7% [1] reportó ser trans. El 66.7% [4] reportó residir en el norte de Puerto Rico; 33.3% [2] en el sur. El 50% [3] reportó ser heterosexual; el 50% [3] reportó ser parte de la comunidad LGBTQIA+. El 66.7% [4] se identificó como racializada (ej. afrodescendiente, indígena, asiática…); el 33.3% [2] se identificó como no racializada. Una [1] de las mujeres fue una adulta mayor (65+ años).    

Instrumentos para la recuperación de datos 

Una vez el cuestionario sociodemográfico fue completado, se administró la Escala de Actitudes de Rol de Género (EARG) (Pérez Sánchez et al., 2021). La misma constaba de 17 reactivos en formato Likert para evaluar las actitudes hacia roles de género en escenarios familiares, sociales y laborales (utiliza números del 1 al 5, donde 1 es “totalmente en desacuerdo”, 2 es “en desacuerdo”, 3 es “neutro”, 4 es “de acuerdo” y 5 es “totalmente de acuerdo”) (ver Apéndice 2). Los reactivos estaban divididos en dos categorías: actitudes “trascendentales” (actitudes que sugieren que ciertos roles van más allá del género) y actitudes “estereotipadas” (actitudes que sugieren una visión estereotipada del género y sus roles). Una vez que cada participante completó la EARG, respondieron a preguntas de entrevista (ver Apéndice 3). Con estas, se pretendía indagar cómo las participantes constituían su identidad y profundizar en sus actitudes hacia los roles de género, según identificadas mediante la EARG.    

Análisis  

El análisis se conformó de análisis estadístico-descriptivo para los datos cuantitativos y análisis de contenido análogo para los cualitativos. Los resultados de la EARG reflejaron que la mayoría de las mujeres participantes poseían actitudes más contemporáneas hacia el género y sus roles (ver Apéndice 4). Esto quedó evidenciado por la dispersión de respuestas mayormente positivas (De acuerdo y Completamente de acuerdo) en las premisas categorizadas como “Trascendentales” y la dispersión de respuestas mayormente negativas (Completamente en desacuerdo y En desacuerdo) en las premisas categorizadas como “Estereotipadas”. En adición, hubo un consenso total en tres instancias: “Completamente de acuerdo” en la P2 y “Completamente en desacuerdo” en la P6 y la P15. Solo una participante se abstuvo en la P14.   

Las preguntas de entrevista abarcaron temas como las expectativas, el discrimen, la auto significación y otras dimensiones relacionadas a las experiencias de vida de las participantes, con un énfasis en su condición como mujeres. Luego del proceso de transcripción y codificación análoga de las respuestas, se identificaron tres categorías recurrentes:   

1.Fisiología: Dimensiones corpóreas y biológicas de "mujer"  

Las participantes remitieron a ejemplos de índole fisiológico para responder a las premisas. Esta categoría se delimitó dadas las menciones recurrentes de factores como la capacidad para concebir (el embarazo), las diferencias físicas entre mujeres y hombres (como musculatura, fuerza, constitución corporal...) y las diferencias a nivel celular (cromosomas XX – XY).   

Cita ejemplar: "[…] pero los hombres no pueden parir. Eso es algo que como que 'Ah, tú puedes cargar algo más que yo, pero tú no puedes parir un hijo'. Hay niveles". (Participante 02)

2.Lo social de ser "mujer"     

Hubo una recurrencia palpable de frases y ejemplos que remitían a la “construcción social” del género. Aquí se incluyeron las menciones de estándares de belleza, representaciones accesibles (ej. modelaje familiar) y las expectativas sociales (estereotipos generalizados).   

Cita ejemplar: "Nuestra composición como individuos y lo que vemos como dentro de las posibilidades como personas va más allá de ser mujer o ser hombre, de X o Y filosofía. Creo que es un conjunto de aspectos sociales […] que tienen un rol importante sobre la percepción de qué somos como mujeres, qué logramos como mujeres y hasta dónde podemos llegar como mujeres". (Participante 06) 

3.Lo interseccional de ser "mujer"    

Las participantes compartieron que factores externos al género influyen sobre su identidad y sus experiencias como mujeres. Estos factores incluyeron la raza (el colorismo), el entorno laboral, el nivel de educación y la religión, por mencionar algunos.    

Cita ejemplar: "Yo lo reconozco (la raza) como un primer punto de reacción ante la gente, antes de ser mujer. […] Me ven como negra, y después me ven como mujer". (Participante 04)   

Discusión 

Las respuestas a la EARG reflejan una proclividad alta de coincidir con actitudes trascendentales hacia los roles de género en las participantes. Asimismo, las respuestas a las preguntas de entrevista presentan niveles altos de concientización y resistencia ante concepciones estereotipadas de lo que significa "ser mujer" socialmente. Por ende, se determina que la internalización de roles de género influye sobre la construcción identitaria de mujeres en Puerto Rico. Sin embargo, se recomienda realizar investigaciones posteriores para determinar la naturaleza de la relación entre ambas variables. Aunque los resultados de la EARG señalan un desprendimiento de los estereotipos atados a los roles de género, fue casi inevitable que las participantes remitieran a tales estereotipos y expectativas al responder a la entrevista.    

Estos hallazgos pueden explicarse a través de la literatura disponible. De acuerdo con la socióloga Alice E. Colón-Warren, las definiciones de género, al igual que las de otras categorías e identidades sociales, son cambiantes y se constituyen entre sí de formas conflictivas e inmersas en las luchas y discursos de los diversos grupos sociales (2002). Por tanto, es necesario reconocer la multiplicidad de dimensiones discursivas, colectivas y personales que atraviesan todo proceso de autodeterminación, especialmente con relación al género. Al investigar sobre lo que es ser “mujer”, es indispensable considerar toda una gama de factores. Evidentemente, no es una categorización objetiva y universalizada, como bien plantea le sociologue Judith Butler:   

Si una “es” una mujer, es evidente que eso no es todo lo que una es; el concepto no es exhaustivo, no porque una “persona” con un género predeterminado sobrepase los atributos específicos de su género, sino porque el género se entrecruza con modalidades raciales, de clase, étnicas, sexuales y regionales de identidades discursivamente constituidas. Así, es imposible separar el «género» de las intersecciones políticas y culturales en las que constantemente se produce. (2007, p. 49)   

En suma, los datos apuntan a una necesidad evidente de reconocer la intersubjetividad que atraviesa la experiencia de todas las mujeres participantes, puesto que su influencia fue considerable en las respuestas recopiladas. Dar cuenta de la unicidad dentro de la universalidad es imprescindible al continuar forjando el conocimiento empírico en el área de estudio.   

Limitaciones y recomendaciones 

Como en todo trabajo investigativo, se enfrentaron algunas limitaciones. Estas incluyeron el tamaño de la muestra, confusión ante premisas de los instrumentos, las disciplinas de estudio de las participantes y la estigmatización. Primeramente, se recomienda ampliar el número de participantes para aumentar la representatividad y posibilitar la generalización de resultados. Adicionalmente, se recomienda realizar una reestructuración sintáctica de la premisa 14 de la EARG para administraciones futuras, ya que resultó ser confusa para muchas de las participantes. Similarmente, se recomienda parafrasear la pregunta 4 de entrevista, que también requirió clarificación en la mayoría de los casos. Por otro lado, las participantes compartieron sus áreas de énfasis en educación superior (en los casos aplicables) durante las entrevistas. Se descubrió que la mayoría estudiaba disciplinas adscritas a las Ciencias Sociales, lo cual podría ser un factor influyente en sus concepciones sobre el género. Por ende, se recomienda revisar los criterios de inclusión, sobre todo en cuanto al tema de la educación, en vista de estandarizar esta variable sociodemográfica en investigaciones futuras. Además, durante la recopilación de datos, hubo cierto recelo de parte de algunas de las participantes. Esto pudo deberse al temor de que sus opiniones fueran extremas o divergentes a las de la investigadora (incluso cuando esta no compartió sus posturas previamente). Se recomienda explorar soluciones metodológicas para combatir el estigma y continuar propiciando un ambiente de comunicación seguro y sano.  

Consideraciones finales 

Este estudio abre las puertas a la discusión de hallazgos de interés, que permiten analizar la construcción de la identidad de las mujeres participantes y sus posibles implicaciones para la población puertorriqueña. Estos resultados posibilitan la exploración de las dimensiones sociales asociadas a la autopercepción. Sin embargo, dado el alcance limitado de la muestra, este trabajo es un primer abordaje que, con esperanza, será retomado en el futuro, tanto por esta autora como por otros profesionales interesados en el tema. Idealmente, esto sustentará la integración de la perspectiva de género en el sistema de educación e incluso el desarrollo de nuevas técnicas de consejería e intervención para la población de mujeres en Puerto Rico. Al haber culminado este proceso, es posible concluir que los procesos de socialización del género no significan una adhesión pasiva a los mismos, sino que cada persona construye su identidad desde la singularidad de su experiencia. Por ende, esta investigación es el comienzo de un tramo de posibilidades de estudio que permita visibilizar las vivencias de las mujeres puertorriqueñas desde otros puntos de partida, a través de otros puntos de encuentro y hacia otros puntos finales.     

Consideraciones personales 

Expreso mi más profundo agradecimiento hacia cada persona que posibilitó la culminación de este proyecto: a mi mentora, a mis colegas, a mi familia... Más aún, agradezco a cada una de las participantes por su disposición a formar parte de esta investigación. Gracias por invertir su tiempo y compartir sus historias; las atesoraré siempre. Al dar este proceso por terminado, me atraviesan aún más preguntas que al iniciarlo. Sin embargo, me inspira saber que seguramente llegarán más respuestas. Por el momento, me retiro con un último pensamiento, citando la respuesta de una de las participantes sobre, precisamente, lo que es ser “mujer”:   

Se me dificulta realmente proveer una definición, porque abarca tanto y a la misma vez, nada. ¿A base de qué? ¿A base de los roles que seguimos perpetuando? Pero es que esas mismas características se les pueden atribuir a hombres. ¿A base de qué? ¿De la biología? Es que reconocemos que la biología tiene sus límites. ¿A base de un espectro? Pues allí es más complejo entonces, es propiamente un espectro. (Participante 04)    

Referencias 

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Apéndice 

1 – Información Sociodemográfica recopilada mediante un cuestionario   

2 – División de premisas de la Escala de Actitudes de Rol de Género (EARG) 

3 – Guía de preguntas de entrevista    

4 – Respuestas a la Escala de Actitudes de Rol de Género (EARG)  


Posted on December 20, 2024 .