Diferencias dentro de una minoría: diversidad en los oficios de las mujeres en dos barrios de San Juan, Puerto Rico, en el 1910

Jan C. Pérez Rosado
Departamento de Antropología y Sociología (Antropología)
Facultad de Ciencias Sociales, UPR-RP

 

Resumen

A principios de siglo XX las mujeres en la capital de Puerto Rico tenían distintos oficios y trabajos que realizaban fuera del entorno doméstico del hogar. Esta investigación se concentra en los tipos de actividades de trabajo y oficios identificados con mujeres quienes residieron en dos vecindarios de la antigua isleta de San Juan: el barrio Catedral, al interior de las murallas, y el barrio Puerta de Tierra, localizado fuera de éstas. El examen y registro del Censo de 1910 persigue identificar los tipos de ocupación u oficios que estas mujeres tuvieron para establecer similitudes y diferencias en cuanto a su estado social y económico. El entendido es que el trabajo con fuentes de archivos puede ser un útil predictor sobre el tipo de artefactos asociados con actividades de género, encontrados en una posible excavación arqueológica en el lugar.

Palabras claves: Etnohistoria, censo, oficios, mujeres, San Juan

 

Abstract

Early in the 20th Century, women residing in the capital of Puerto Rico had distinct occupations and jobs outside of the domestic environment of their homes. This research focus on women living in two boroughs within the islet of San Juan: Barrio Catedral, within the old walls of the city, and Barrio Puerta de Tierra, outside the walls. Through close examination of the 1910 Census, seeks to identify what sort of occupations and laboring were identified with women in order to establish similarities and differences on their social and economic status. In addition, it is thought that archival research could predict the array of human gendered activities could possibly be found if an archaeological excavation is conducted on the site.

Keywords: Ethnohistory, census, occupations, women, San Juan

 

Introducción

Los estudios histórico-económicos sobre los tipos de ocupaciones, trabajos y oficios en Puerto Rico y las Antillas hispánicas han tendido a favorecer la experiencia masculina. Particularmente, las investigaciones centradas en los sistemas de producción agrícola de la caña de azúcar, el café y en el caso de Cuba, el tabaco. Esto no quiere decir, que no existan investigaciones sobre los oficios femeninos, no obstante, documentar la experiencia histórica económica o cultural de la mujer permanece como una iniciativa excepcional. La historiografía económica de familia en Puerto Rico centra su estudio en la distinción comparativa de la figura masculina como activa, mientras la figura femenina es pensada estrictamente en el ámbito de la domesticidad del hogar y la crianza de los hijos. No obstante, el examen de fuentes primarias, como, por ejemplo, las hojas de enumeración de los censos realizados en el primer tercio del siglo XX en Puerto Rico revelan que la acción social y económica de la mujer no estuvo limitada al ámbito de la sociabilidad doméstica. A partir de esa premisa, la presente investigación persigue indagar cuál pudo ser el ámbito de actividad económica de la mujer a principios del siglo XX en la isleta de San Juan. A esos efectos, se plantea la siguiente pregunta de investigación: ¿cuáles fueron los oficios y posibles actividades económicas enumerados por el Censo de 1910 que pueden ser adjudicados a la figura social de la mujer?        

        A través de la búsqueda en las hojas de enumeración de ese censo, se pretende estudiar la población de mujeres residentes en una cuadra de casas localizada al interior de la antigua ciudad murada de San Juan y comparar esos datos censales con similares recopilados en una calle de un distrito de enumeración localizado en la isleta de San Juan, pero fuera de las antiguas murallas. El ejercicio de identificación de los datos censales se enfocó en los oficios, ocupaciones o actividades remuneradas que estas mujeres tuvieron para el año 1910, al igual que otros datos que puedan ser útiles para esta investigación. Se parte de la premisa que los hogares residentes en las principales calles dentro de la ciudad amurallada corresponden a una situación social y económica posiblemente mucho más holgada que aquellas localizadas a lo largo de la isleta fuera de las murallas. De esto corroborarse, los datos censales pueden permitir una observación comparativa de las diferencias económicas y sociales de estas mujeres. Por otra parte, este ejercicio de investigación puede servir como una herramienta para ayudar a contextualizar hallazgos artefactuales de todo tipo asociados con las vivencias domésticas y la particularidad de las edificaciones resultado de potenciales proyectos de excavación arqueológica en los sitios seleccionados.

         La investigación puede añadir a otras que se han hecho sobre la dimensión económica de la mujer en Puerto Rico para el primer tercio del siglo XX en otras localidades de la Isla. Añadiendo así a un entendido etnohistórico y económico sobre la domesticidad cultural y la vida cotidiana de las mujeres para ese periodo.

 

Trasfondo histórico y contexto

Indudablemente, existe un cuerpo bibliográfico, historiográfico y social que enfatiza al sujeto masculino como principal agente de cambio. Esta historiografía parece sugerir que el sujeto femenino no tiene un rol activo en la vida social. Esto sin embargo, no es cierto. (Vilalta, 2012: 61) Esta ausencia de la mujer en los relatos históricos se puede deber a que quienes escriben la historia se localizan a si mismos como protagonistas. De esa manera, seleccionan visualizar, ilustrar y hasta evidenciar lo que consideran importante a su enfoque. Asimismo, podría parecer un poco controversial, hasta descabellado, imaginar e demostrar la presencia de la mujer en eventos tales como la colonización o bien, escenarios de conquista en la historia. (2012: 62) Este tipo de narrativa histórica precisa que la mujer tampoco tiene un rol importante en la difusión de la cultura. Algunos estudios advierten que la figura social de la mujer no ha recibido la atención que debería en los estudios las investigaciones sobre el colonialismo. (Gutiérrez Aguilera, 2012: 81-85)

        Lo cierto es que la figura histórica femenina aparece en diversos escenarios sociales no necesariamente limitados al ámbito de la unidad doméstica, como lo son escuelas, iglesias, hospitales, cocinas, plazas, haciendas, oficinas, talleres, mercados, entre otros. La investigación historiográfica reciente también ha evidenciado que hubo en Puerto Rico, como en otras partes de América Latina, mujeres trabajadoras quienes también tuvieron una participación en escenarios políticos fuera de lo doméstico. (Azize, 1985; 1987; Valle Ferrer, 1990; Vilatla, 2012: 61-66). Otros estudios más abarcadores sobre la experiencia colonial en las Américas, por ejemplo, demuestran la participación de las mujeres en distintos ámbitos de la vida colonial. Tal fue el caso de la transculturación de la mujer nativa a las maneras domésticas de los europeos mediante la instrucción, entrenamiento en tareas y la religión. Este rol consignó la responsabilidad a la mujer de continuar con la cultura europea en el Nuevo Mundo. (McEwan, 1991: 36-38). Otro amplio ámbito, en este caso económico, de presencia participativa de la mujer fue la industria de la aguja y la confección de textiles y ropa durante la primera mitad del siglo XX en Puerto Rico, así como en Cuba y la República Dominicana. Se estima que la mayoría de las mujeres que devengaron algún tipo de salario durante ese periodo estuvieron relacionadas a esta industria. (Baerga, 1993: 19-20)

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Foto #1. 1900 “Market Woman at San Juan” / 1860 “Teacher and young lady pupil of the girl seminary at San Juan” (Mari Mut 2013)

 

El estudio historiográfico sobre la participación de la mujer en todo tipo de ámbitos sociales aporta grandemente a una comprensión más certera de la misma. (Gonzalbo Aizpuru, 2007: 155–156) El reconocimiento de la mujer como sujeto de la Historia permite reconocer su presencia no excepcional o marginal en la vida social. Tal es el caso del trabajo de digitalización fotográfica de José Mari Mut (2013) sobre las imágenes capturadas en el libro Our Island and Their People[1], publicado en 1899. La histórica obra facilita la apreciación de diferentes escenarios de la vida cotidiana, entre las que se pueden observar varias fotografías que muestran a mujeres fuera de un entorno doméstico en espacios sociales y económicos de la vida pública de la Isla. Recientemente, la estudiante doctoral en Antropología, Dana I. Muñoz Pacheco (2014) publicó un artículo en el que se enumera la diversidad de oficios en los que las mujeres fueron económicamente activas en Guánica, Puerto Rico. Estos oficios estuvieron vinculados directamente con la operación agrícola y manufacturera de la antigua central azucarera Guánica Centrale. Otros oficios y actividades sucedieron en función del estrato gerencial entre quienes laboraron en la central. El presente estudio es muy similar al trabajo de Muñiz Pacheco ya que ambos se concentran en la identificación de oficios y actividades económicas vinculadas con la mujer y ambos incorporan la examinación de las hojas de enumeración censal como eje de la estrategia metodológica. Además de estos dos trabajos existen también otros similares como el de María del Carmen Baerga (1993) donde narra la extensa participación económica de la mujer en el desarrollo de la industria de la aguja en Puerto Rico para la primera mitad del siglo XX.

La ciudad de San Juan de 1910

La ciudad de San Juan era una ciudad amurallada localizada en la parte más occidental de la isleta que lleva su nombre. Conservaba parcialmente, casi todas sus murallas y las puertas que daban acceso a la vieja ciudad, con la excepción de la entonces conocida, Puerta de España que había sido demolida en 1897 para permitir la expansión más ordenada de la ciudad a lo largo de la isleta. La extensión urbanizada de la isleta se dividía entonces, en dos partes: intramuros [dentro de la muralla] y extramuros [fuera de la muralla]. (Úbeda y Delgado, 1878: 118). Las secciones o vecindarios de la ciudad eran ordenados como barrios, conservando todavía el arreglo y distribución española del plano territorial y urbano. La división territorial de estas vecindades ya se extendía a la isleta y a los sectores más orientales de Condado, Miramar y Cangrejos de Santurce. No obstante, en la isleta ya existía el barrio Puerta de Tierra, cuyo referente era, precisamente, el asentamiento y desarrollo de vecindarios localizados fuera de las murallas y, en especial, de la Puerta de España.

         La población total de la ciudad, según el primer censo que realizaron las autoridades estadounidenses en 1899, era de 32,048 habitantes, siendo entonces el asentamiento más poblado en la Isla. Esta población estaba concentrada principalmente en la isleta y no incluía el sector de Cangrejos. Ponce le seguía con 27,952 habitantes y Mayagüez con 15,187.[2]

        La presente investigación se enfocó en dos secciones de dos barrios localizados en la isleta de San Juan: el barrio Catedral y el barrio Puerta de Tierra. El bloque seleccionado en el barrio Catedral estaba constituido por 22 residencias cuyos residentes eran considerados como pertenecientes a una “clase alta” o acomodada. La mayoría de las residencias consistían en edificios de dos o tres pisos con balcones y frescos patios interiores, muchos de los cuales se conservan hoy. El barrio Puerta de Tierra fue un sector principalmente proletario enmarcado en elementos de ruralía, como el cultivo a pequeña escala. El barrio tenía un perfil demográfico mayormente constituido por mulatos y negros, y las casas eran poco elaboradas de una sola planta y muchas veces de una sola habitación. Algunas estaban hechas de maderas sobre socos. La mayoría empleó en su construcción una combinación de maderas, paja y hojas de palmera. (Sepúlveda, 1990: 46-51)

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Foto 2. “East (front) elevation - 104 Calle de la Cruz (House), San Juan, San Juan Municipio, PR” (1933). Recuperado de www.loc.gov / 1914. “Una de las calle del sector de Puerta de Tierra” (Sepúlveda 1990)

 

Marco teórico

El marco conceptual empleado para este estudio es una que privilegia el análisis de las experiencias y modos de la vida cotidiana de las mujeres, según desarrollado por María José Vilalta (2012: 62). Este acercamiento favorece cuestionar las memorias tradicionalmente empleadas en la historiografía que relegan a la mujer a un plano marginal de la actividad social. El examen cautelar de los fondos y récords documentales puede servir para encontrar evidencia que ilustre que la vida social de la mujer se limitó al entorno de la casa, sino que su cotidianidad devela un entorno más público y menos privado.

         El ser humano, ya sea este hombre, mujer, niño, niña o anciano, tiene en cada una de sus vidas, una cotidianidad distinta y experiencias particulares a sus vivencias sociales. (Gonzalbo Aizpuro, 2006: 156-157). A pesar de que existen diferencias entre los sujetos sociales, esto no debería implicar la supremacía e importancia de unos sobre las experiencias de otros. Tal es el caso de las diferencias atribuidas a factores de sexo y género, las que constituyen una amalgama de variables sociales y culturales, así como biológicas. En el caso que aquí nos ocupa, género es una categoría social definida por normativas y prácticas que son influenciadas, pero no determinadas por el sexo biológico de la persona. (McMurry, 2011: 27-28) Estos dos términos frecuentemente son confundidos e indistintamente extrapolados cuando no debe ser así. Por ejemplo, es frecuente pensar que el ser dueño de una casa o cualquier otra propiedad era solo un beneficio del hombre. Empero, el récord historiográfico contiene evidencia amplia de que las mujeres también han sido propietarias. (Pareja Ortiz, 1994: 147-151) Otro postulado pertinente al trabajo es el planteamiento conocido en inglés como domestic reform. Éste consiste en no limitar la domesticidad o la cotidianidad de la mujer solo a la casa y restringir, además, la observación del sujeto a un entorno exclusivamente privado del hogar. El acercamiento insiste en atender la dimensión pública del sujeto femenino. (Rottman, 2009: 27-28)

 

Metodología

El presente estudio consiste en el examen y registro de las hojas de enumeración conservadas del Censo de 1910 para San Juan. También se examinaron las colecciones virtuales (digitales) de fotografías conservadas para el mismo periodo. Se consultaron los recursos disponibles en la Colección Puertorriqueña del Sistema de Bibliotecas del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. La colección cuenta con fondos censales y colecciones fotográficas particulares correspondientes al periodo, así como periódicos y diarios. Otros recursos consultados provienen del trabajo histórico fotográfico de José Mari Mut (2013) sobre el clásico texto, Our Islands and their People el que está también disponible en formato digital en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, así como bajo la Biblioteca Virtual de la UNESCO. (Ver nota #1)

        Para la consulta del Censo de 1910 se seleccionó un bloque de casas en el barrio de intramuros de Catedral y uno en el barrio extramuros de Puerta de Tierra. El barrio Catedral estaba ubicado en torno a la Catedral de San Juan Bautista y estaba constituido por 22 residencias. Las residencias y edificaciones en este sector pertenecen a personas cuyo perfil social y económico forman parte entonces a una clase alta, tal y como argumenta en su trabajo Loreto López (2011). El sector Puerta de Tierra corresponde a un distrito de enumeración demarcado por el mismo ejercicio geográfico que se realizó para enumerar las personas durante el Censo de 1910. La calle seleccionada es una alineación agrupada de casas.

        Una consideración final de tipo metodológico, pensada a manera de conclusión de la investigación, atañe a la utilización de fuentes primarias, como los censos y archivos de fotografías históricas para asistir la investigación arqueológica de un sitio o localización, cuando estas fuentes están disponibles. Las mismas proveen información sobre el contexto geográfico y demográfico del lugar ofreciendo un referente con el que se puede comparar el récord artefactual. Los censos, pinturas y fotografías históricas son fuentes primarias las cuales contienen información sobre el uso diario de la cultura material al igual que nos puede ayudar a encontrar sitios los cuales tengan la posibilidad de contener restos arqueológicos. (Little, 2014: 421; Renfrew & Bahn, 2012: 72 -73)

El Censo de 1910

El examen y registro de las hojas de enumeración del Censo de 1910 se enfocó en sustraer la información sobre las mujeres censada de acuerdo con las unidades de habitación o casas en el distrito de enumeración escogido. La identificación y registro de estas mujeres se limitó a identificarlas por el tipo de oficio, trabajo u actividad económica (como empleo) enumerada en la hoja. Los datos recopilados fueron transferidos a una hoja de datos utilizando el programa Microsoft Excel® Se identificaron y registraron un total de 280 mujeres residentes en los bloques habitacionales seleccionados para ambos barrios.

        También se utilizó un plano lineal que produjo el entonces, Puerto Rico Board of Fire Underwriters para la ciudad de San Juan. Este plano muestra las manzanas residenciales localizadas en el barrio Catedral, además de las calles cercanas localizadas en otras manzanas. El plano lineal de las calles y edificaciones localizadas en el barrio Puerta de Tierra fue facilitado por la etnohistoriadora y arqueóloga, Dra. Paola Schiappacasse de la Universidad de Puerto Rico.[3] Estos dos planos sirvieron para la selección de las manzanas residenciales.

       Con los datos obtenidos se realizaron tablas de distribución de frecuencia para mujeres con empleos asalariados y aquellas con actividades para las que no se indica un salario. (Ver Tabla #1) Esta tabla muestra que el número de mujeres con oficios en el barrio Catedral es mayor (198 mujeres o el 71% de 280) que el número de mujeres en el barrio Puerta de Tierra (82 mujeres o el 29% de 280). El número de mujeres empleadas en barrio Catedral corresponde a tan sólo 76 de 198 mujeres o un 62.24% del universo. Mientras que el número de mujeres con algún empleo localizadas en el barrio Puerta de Tierra es mucho menor con tan sólo 26 personas del total de 82 mujeres. Esto representa un 31.70% del universo.

Tabla #1: Frecuencia de enumeración de mujeres por actividad de empleo y asalariadas por barrio

Mujeres identificadas con oficios, empleadas o asalariadas

Barrio

Empleada-Asalariada

Total

Sí

No

 

Catedral

76

122

198

Puerta de Tierra

26

56

82

Total

102

178

280

Hallazgos y discusión

Los datos recopilados en la muestra seleccionada evidencia que existen diferencias entre los tipos de oficios y que éstos a su vez, corresponden a diferencias de clase social. De acuerdo con la exposición de Sepúlveda (1990: 46-51) el perfil proletario del barrio Puerta de Tierra supone que un conjunto importante de su población (femenina o masculina) necesita emplearse en algún tipo de actividad que le permita la subsistencia económica. Por otra parte, las actividades económicas remuneradas en el barrio Catedral tienen correspondencia con la pertenencia a las clases sociales que habitan el sector. Un referente similar fue documentado por Rosalva Loreto López (2011) en su trabajo sobre la distribución por secciones de las casas, viviendas y espacios domésticos edificados en la ciudad de Puebla durante el siglo XVIII. En el caso de San Juan, se observa una diferencia entre los oficios que las mujeres residentes en el barrio Catedral poseen y las mujeres quienes trabajan para ellas con otros oficios, como el de sirvienta. En estos casos, la mujer identificada como sirvienta con frecuencia aparece viviendo en la residencia censada, pero no forma parte de la unidad familiar. Por otra parte, la mujer copropietaria de la residencia puede aparecer con algún nivel de escolaridad, pero sin oficio. En tal caso el Censo la identifica como “quehaceres de la casa”.

        En cualquier caso, se observa en los datos enumerados que hay un grupo importante de mujeres quienes en ambos sectores no son identificadas con un oficio o con un empleo. Otra importante diferencia es la anotación censal sobre la vivienda misma. Aunque la hoja de enumeración no identifica los materiales de construcción sí identifica el número de habitaciones de la estructura, inclusive identifica también la existencia o no de sanitarios. Las residencias en el barrio Catedral eran de más de una planta y con algún tipo de servicio sanitario, mientras que las viviendas en el barrio Puerta de Tierra son, por lo general, de una sola planta. Frecuentemente constan de un solo espacio al que se identifica como habitación y, por lo general, carecen de sanitarios.

        La Tabla #2 ilustra que hubo una serie de oficios que son claramente proletarios y están feminizados. Ese es el caso de los oficios como sirvienta, cocinera, planchadora y lavandera. Estos oficios aparecen con frecuencia en el barrio Catedral, pero no significa que correspondan a mujeres copropietarias de la residencia. Por el contrario, recaen en un personal de servicio bajo contrato y con alojamiento en la residencia. Mientras que las mujeres identificadas con estos oficios en el barrio Puerta de Tierra también son contratadas por algún residente posicionado en la ciudad de San Juan, pero quien no recibe el beneficio de alojamiento. De otra parte, los oficios de modista, maestra, bordadora, hotelera y calígrafa están vinculados a mujeres con algún tipo de nivel de escolaridad y quienes, en efecto, mantienen un trabajo remunerado o asalariado. Las labores asociadas con los quehaceres domésticos tienen también un manto de temporalidad, sobre todo si la persona contratada no está alojada en la residencia. Esto puede explicar que las mujeres enumeradas con un oficio como planchadora, despalilladora, empaquetadora o tabaquera no aparezca como empleada y en su lugar se indique por el/la enumerador(a) que se dedicaba a los “quehaceres de la casa”. Este tipo de enumeración fue frecuente en Puerto Rico hasta el Censo de 1950.

        El oficio de costurera como el de bordadora puede requerir algún nivel de alfabetización, pero exige sobre todo de la destreza de coser y manejar la aguja. Como describe Baerga (1993) en su estudio, la industria de la aguja en Puerto Rico se desarrolló apoyada en el empleo por pago por pieza y no necesariamente en uno por pago por hora o tiempo de trabajo. Nuevamente, este oficio, sobre todo para la mujer residente en Puerta de Tierra, está acompañado por una irregular frecuencia de estaciones de empleo y desempleo según sucedan las contrataciones por pieza de costura o bordado.

Tabla #2: Frecuencias de Oficios en cada barrio

Distribución de frecuencia por oficios

Oficios

Barrio

Total

Catedral

Puerta de Tierra

 

Quehaceres de la Casa

112

53

165

Maestra

5

0

5

Empaquetadora

1

0

1

Ninguna

2

1

3

Bordadora

2

0

2

Hotelera

2

0

2

Calígrafa

1

0

1

Conserje

1

0

1

Costurera

0

5

5

Tabaquera

0

2

2

Modista

17

1

18

Sirvienta

18

7

25

Lavandera

12

4

16

Cocinera

10

0

10

Despalilladora

1

0

1

Vendedora

3

3

6

Estudiante

9

2

11

Planchadoras

2

4

6

Total

198

82

280

        El ejemplo de las costureras, bordadoras y hasta vendedoras explica, por ejemplo, el dato observado en las hojas de enumeración que sugiere que no fueron pocas las mujeres quienes trabajaron desde sus propias casas. Eran contratadas y pagadas, pero laboraron en la propia unidad doméstica. Como describe Baerga (1993), esa fue la naturaleza del tipo empleo asociado con la industria de la aguja. De la totalidad de mujeres identificadas como empleadas, 31 de 102 de éstas trabajaron desde su propia casa siguiendo esta tendencia, mientras 71 mujeres tenían empleos y oficios que les requirió salir de sus casas.

        Otro dato observable en el registro enumerado de las hojas estudiadas es el estado marital de las mujeres identificadas. Se observó que entre las mujeres empleadas muchas eran las solteras y otras eran las viudas. Igualmente, se observó que muchas de las mujeres que no estaban empleadas aparecen como casadas o con una relación conyugal. Otra interesante observación fue la enumeración de una mujer como jefa de familia. Esto es que aparece como la responsable del grupo familiar. Se observó una tendencia que sugiere que el empleo fue recurrente entre las mujeres que eran jefas de familia. Otras mujeres empleadas son las domésticas y las hermanas de los jefes de familia. El no empleo estuvo más relacionado con la mujer casada o vinculada al jefe de familia y las hijas de éstos.

 

Conclusión

Este corto estudio exploratorio evidenció que la mujer es un sujeto social activo en sus circunstancias y dinámicas de vida que trasciende los roles sociales asociados con la vida doméstica y la crianza de los hijos. Aunque estos roles indudablemente aparecen totalmente feminizados en cada una de las hojas de enumeración estudiadas. No fueron pocas las mujeres que a principios del siglo XX laboraban y eran empleadas desde sus propias casas. Empero, la observación cualitativa de las hojas de enumeración sugiere que estas mujeres sí aparecen como una minoría, si sus números se fueran a comparar con la tendencia numérica y varianza de los oficios y la frecuencia de empleos asociados con la figura del hombre. No obstante, queda evidenciado que la figura del sujeto femenino no es una ausente, ni silente en la historia social y económica de la vida cotidiana.

        El estudio de las hojas de enumeración seleccionadas evidenció que existieron diferencias en cuanto a los oficios u ocupaciones de las mujeres en cada uno de los barrios, así como los roles al interior de la unidad doméstica. Se pudieron observar diferencias en términos de alfabetización, tipo de vivienda, estatus marital y obligaciones económicas al interior de la unidad doméstica. Una marcada diferencia observada se relaciona con la frecuencia de unos oficios y el empleo en cada barrio, como fue la frecuencia del empleo de domésticas o criadas, en comparación con la frecuencia del oficio de modistas, particularmente en el barrio Catedral. Otra observación que se desprende del cotejo de las hojas de enumeración es la relacionada con el estatus marital-conyugal. En la medida que una mujer aparece como jefe de familia, mayor es la tendencia de que ésta tenga un empleo o haya sido empleada.

        Por último, los datos enumerados en el Censo de 1910 y en particular, los oficios, así como los tipos de vivienda, sirven para sugerir el espectro de artefactos asociados con la vida cotidiana en el periodo que pueden ser recuperados en una excavación arqueológica en las antiguas calles donde estuvieron localizadas estas residencias, sobre todo, en el sector Puerta de Tierra cuya transformación arquitectónica es hoy mucho más aguda que en el antiguo barrio Catedral. El estudio de este censo sugiere la posibilidad de encontrar artefactos relacionados con la confección uso y manejo de textiles, con la industria de la aguja con la actividad de planchar, los sitios de lavado de ropa, talleres de despalillado de tabaco, entre otros. Las fuentes primarias, como los censos y las fotografías son de gran utilidad al momento de realizar una investigación arqueológica ya que proveen con indicios sobre el potencial de hallazgos materiales.

        

Bibliografía

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Notas

[1] Existe una copia en la colección de planos del Fondo de Obras Públicas y del Fondo de la Ciudad de San Juan en el Archivo General de Puerto Rico.

[2] El libro es considerado un clásico en los estudios caribeños. Es el resultado de una misión exploratoria de reconocimiento de los territorios adquiridos por los Estados Unidos como resultado de la Guerra Hispanoamericana. La misión fotográfica y de registro estuvo a cargo del mayor-general de los Estados Unidos, Joseph Wheeler y asistido por la fotografía y redacción de José De Olivares. En éste se recogen mapas, textos y fotografías sobre las tierras y gentes quienes entonces pasaban a vivir bajo la soberanía estadounidense. La obra completa está disponible para su consulta visual a través de la biblioteca digital de la UNESCO; https://archive.org/details/ourislandstheirp02oliv. La biblioteca ofrece varias opciones digitales para el descargue de la obra, entre ellas una en formato PDF provista por el Sistema de Bibliotecas de Columbia University.

   https://ia802508.us.archive.org/25/items/ourislandstheirp02oliv/ourislandstheirp02oliv.pdf

[3] Informe sobre el Censo de Puerto Rico, 1899 (p. 166) según publicado por el Departamento de Guerra de los Estados Unidos. Existe una edición facsímil que reprodujo la Academia Puertorriqueña de la Historia en el 2003. La edición estuvo a cargo del historiador, Luis E. González Vales y la edición a cargo de José Carvajal de Ediciones Puerto.

Revista [IN]Genios, Vol. 4, Núm. 1 (diciembre, 2017).
ISSN#: 2374-2747
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras
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Posted on December 18, 2017 .