Alexander Ismael Sánchez Pérez
Departamento de Bellas Artes
Facultad de Humanidades, UPR RP
Trash Cat
Mural/Acrylics 38' x 14'
Ubicado en UPRR
Alexander Ismael Sánchez Pérez
Departamento de Bellas Artes
Facultad de Humanidades, UPR RP
Trash Cat
Mural/Acrylics 38' x 14'
Ubicado en UPRR
Alexander Ismael Sánchez Pérez
Departamento de Bellas Artes
Facultad de Humanidades, UPR RP
Nómada
Oils on wood panel 48" x 36"
Alexander Ismael Sánchez Pérez
Departamento de Bellas Artes
Facultad de Humanidades, UPR RP
Lucky cat anatomy
Oils on wood panel 48" x 48"
Alexander Ismael Sánchez Pérez
Departamento de Bellas Artes
Facultad de Humanidades, UPR RP
An artist
Oils on wood panel 48" x 36"
Alexander Ismael Sánchez Pérez
Departamento de Bellas Artes
Facultad de Humanidades, UPR RP
Good old days
Oils on wood panel 48" x 36"
Aridni Z. Martínez Medina
Programa de Estudios Interdisciplinarios
Facultad de Humanidades, UPR RP
Resumen
Esta investigación pretende contribuir al mejoramiento del desarrollo del turismo en la Reserva Natural Las Cabachuelas, resaltando el desarrollo sostenible en la misma para la conservación y disfrute de presente y futuras generaciones. La reserva tiene un plan de manejo desarrollado por la cooperativa de trabajo CABACOOP, una evaluación que utiliza indicadores publicados que muestra que aún hay aspectos que deben mejorar para que la cooperativa sea 100% ecoturística. Por lo tanto, el objetivo principal de este trabajo es elaborar un plan de gestión basado en los resultados de la evaluación realizada.
Palabras claves: Cabachuelas, karso, conservación, sustentable, ecoturismo
Abstract
This research aims to contribute to the improvement of tourism development in Las Cabachuelas Natural Reserve, highlighting sustainable development in it for the conservation and enjoyment of present and future generations. Although the reserve has a management plan developed by the CABACOOP work cooperative, an evaluation using published indicators demonstrated that there are still aspects that must be improved in order for the cooperative to be 100% ecotourism. Therefore, one of the main objectives of this work is to develop a management plan based on the results of the evaluation carried out.
Keywords: Cabachuelas, karst, conservation, sustainability, ecotourism
Las reservas son espacios semi protegidos por su vida silvestre, fauna, flora y rasgos geológicos con la oportunidad de promover la investigación y la educación. Estas reservas naturales son protegidas por un dominio privado o público, que buscan la conservación del patrimonio natural, cultural y paisajístico existente. Los elementos naturales de nuestra Isla son totalmente capaces y tienen el potencial de contribuir y beneficiar a la expansión de especies (Wadsworth et al., 1974). Este desarrollo y belleza paisajística se debe a que Puerto Rico está localizado en el centro de la biodiversidad de las Islas del Caribe (Myers et al., 2000), por lo que se necesitan tener áreas protegidas que sirvan de apoyo al proceso de conservación de especies en la región. De acuerdo a un estudio sobre la cantidad de áreas protegidas de Puerto Rico realizado a finales de 2016, el inventario en la zona terrestre incluía un total de 178, ocupando 16.1% de la superficie de la Isla y 8 áreas marinas, abarcando 26.7% de las aguas territoriales dentro de 9 millas náuticas (Figura 1).
Figura 1: Mapa de áreas protegidas de Puerto Rico
Fuente: Gould et al., 2011
El objetivo principal de un área denominada reserva es la protección de la vida silvestre, entiéndase la flora y la fauna con un mínimo de impacto humano. Por ello, se considera sumamente importante poner a disposición herramientas para potenciarlas y fortalecerlas. De hecho, en muchas reservas se realizan actividades de investigación científica y educación ambiental, por lo que resulta evidente que se ha avanzado mucho en lo que se refiere a la gestión de las áreas protegidas, gracias al conocimiento de esos factores ecológicos y socioeconómicos que inciden sobre ellas. Mientras, de cierto modo, se trata de potenciar la investigación aplicada a la gestión del medio natural, reforzando la transferencia de los resultados de las investigaciones para mejorar el proceso de toma de decisiones (Álvarez Dávila, 2010). En muchas otras, la protección de espacios culturales asociados a estas áreas naturales nos ha permitido comprender mejor las culturas pasadas y sus tradiciones, así como la forma en que nuestros antepasados se relacionaban con la tierra. El paisaje cultural ha tomado fuerza como una herramienta de trabajo efectiva para la conservación de los recursos naturales (Arce-Trigatti, 2012).
En Puerto Rico las áreas protegidas existentes están manejadas principalmente por la agencia de gobierno conocida como el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la Junta de Planificación y agencias del gobierno federal de los EE.UU., Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre y el Servicio Forestal Federal y en menor grado por instituciones no-gubernamentales (Para La Naturaleza, 2016). Del universo de reservas aproximadamente quedan 80% en áreas kársticas; de estas 60% están en áreas públicas y son manejadas por el gobierno. Las que son privadas en su mayoría son de áreas kársticas. “El manejo de reservas a menudo esta acompañados de actividades de educación ambiental no tradicionales que buscan relacionar al ser humano con su entorno ambiental a la vez que pretenden generar cambios en actitudes y concientizar a las personas sobre la importancia de conservar para lograr una mejor calidad de vida para el disfrute de otras generaciones” (Frers, 2010, p. 1).
La planificación de un área protegida es un proceso por el cual se establecen las acciones prioritarias para atender las actividades dentro del área considerando las problemáticas, las necesidades y las potencialidades con la finalidad de concretar los objetivos para lo cual fue creada, en un lapso determinado de tiempo. Esta planificación se traslada a los planes de gestión, que deben presentar una organización estructurada, lógica y coherente, con una formulación clara de los objetivos expresamente vinculados con las actuaciones a desarrollar (Margoluis et al., 1998). Siempre hay que tomar en consideración que organizar las actividades como más importantes y menos importante está bien, pero solo si se toma en consideración la urgencia. La clave está en invertir el tiempo de forma productiva, no solo por el bien de la organización, sino para la tranquilidad propia (Grupo Editorial E&N, 2010). El proceso de planificación de un área protegida debe tomar en cuenta el marco legal, el entorno socio-ambiental e instancias gubernamentales o no gubernamentales que competen para la región. En este sentido, el factor que Clark y Dickson (1999) identifican como la clave para que sea una mejora para el ambiente global es la comunicación entre investigadores y gestores. Proporcionar a la comunidad circundante a estas reservas beneficios apropiados debe ser parte de este proceso además de los objetivos de conservación. La realidad es que el destino de las especies silvestres está principalmente en manos de quienes conviven con ellas diariamente (Gomera et al., 2019).
Todo manejo de un área protegida debe incluir un plan de implementación que incluya actividades de monitoreo con actualización frecuente, pero no sobre cargada de forma que se mida el progreso de las actividades en función del cumplimiento de los objetivos y el impacto de las acciones o proyectos sobre el recurso que se pretende proteger ajustando las actividades, si es necesario (Díaz Alandi & Rodríguez Chumillas, 2003). La planificación debe verse como un proceso dinámico cíclico que se nutre de un proceso de evaluación continuo que permite la incorporación de lo aprendido a medida que se evalúan los procesos de implementación de planes (Administración de Parques Nacionales, 2010). Se deriva que las actividades de planificación y manejo de áreas protegidas deben contar con elementos de apoyo administrativos que integran recursos humanos y financieros en apoyo de los procesos de planificación y gestión (Figura 2).
Figura 2: Planificación y manejos en caso de emergencias
Fuente: Cabacoop, 2020
La reserva natural Las Cabachuelas es un lugar rico en plantas y animales de eras prehistóricas. En adición a esto, las cuevas contienen herramientas, petroglifos y pictografías de poblaciones taínas. Para el año 2015, desde el Centro Cultural Diógenes Colón Gómez se comenzó a gestar un programa de cultura dirigido a jóvenes de escuela superior llamado Soy Gestor Cultural. Este proyecto obtuvo un gran impacto en la cultura del pueblo de Morovis con un énfasis en el karso. Gracias a un nuevo programa llamado proyecto Cabachuelas, en 2018 se destacó la trayectoria de la profesora Myriam Rivera y el arqueólogo Roberto Martínez, quienes han dedicado su vida a la reserva desde sus respectivas disciplinas. Más tarde, se transformó proyecto Cabachuelas en la Cooperativa de Trabajo Cabacoop. Esta entidad participó del programa de desarrollo e investigación el Instituto de Cooperativismo de la Universidad de Puerto Rico llamado Incubadora de Cooperativas. Este fue un proceso de capacitación y acompañamiento que culminó en diciembre de 2019, dejando a la cooperativa en funcionamiento. Durante el tiempo en que se declaró reserva y en la actualidad se han trabajado diferentes propuestas que han sido de beneficio para esta, como el proyecto Cabachuelas que se encarga de educar a la población de estudiantes y comunidades adyacentes a la reserva sobre el karso y su importancia.
Ha habido otras entidades que han visitado la reserva y han otorgado materiales para su cuidado y protección. Pero, lamentablemente, la reserva ha sufrido diferentes tipos de vandalismos, como lo han sido los grafitis ya sean rayados en la roca caliza o escritos con carbón y pintura. Otro factor a tomar en consideración es que la reserva tiene una gran población de murciélagos que se vio afectada durante el periodo del huracán María en 2017; en la actualidad esta población se está restableciendo. Durante el huracán no solo la población de fauna se vio afectada, sino que también la flora, la cual tardó un periodo de 4 a 6 meses en producir nuevas plantas. Los árboles de Spathodea campanulta conocidos en Puerto Rico como meaito o tulipán africano fueron los que ayudaron a crecer la vegetación luego del huracán. En la actualidad, la reserva es visitada por investigadores que están realizando conteos, inventarios y metodologías para la protección de los recursos.
La Reserva Natural Las Cabachuelas fue constituida el 29 de febrero de 2012 mediante la aprobación de la Ley 46 debidamente firmada por la rama ejecutiva del Gobierno de Puerto Rico. En el 2014, Las Cabachuelas pasó a formar parte de la huella de Bosque Modelo de Puerto Rico bajo la Ley 182-2014. En esta reserva natural, la historia y la cultura se toman de la mano a través del arte rupestre y de la arqueología. Todo comenzó a ser documentado alrededor de 1986 cuando se encontró el yacimiento arcaico de la Tembladera por el Dr. Martínez. Luego de realizar pruebas de carbono 14, se pudo determinar que las piezas eran de un periodo en el cual se nos hizo creer que los indios debían estar extintos en nuestro archipiélago. Esto fue un descubrimiento importante para Puerto Rico ya que se considera y se observa al ser humano como un ser eminentemente simbólico que enmarca nuestra historia (Zingano & Costa Matsumoto, 2017). Entender esto permite preservar todos los objetos que remontan al tiempo pasado y, de esta forma, permite que generaciones futuras conozcan lo que ocurrió. En adición, el descubrimiento de arte rupestre y objetos del pasado en la reserva permite que los paisajes culturales adquieran valor patrimonial y reflejen modos de vida a través del tiempo (Zárate Arguedas, 2010). En la reserva natural las Cabachuelas se están tomando las medidas para realizar la conservación. La cooperativa CABACOOP está trabajando arduamente para mantener la reserva en condiciones apropiadas, por lo que se les exhorta a las personas que se comuniquen con la cooperativa y ellos los llevan a las cuevas. Es necesario educar a las personas, puesto que algunas no conocen el valor patrimonial y podrían destruirlo por no contar con las herramientas necesarias de conservación (CABACOOP, 2019). Desde el 2019 la cooperativa se ha encargado de ser el vehículo de investigaciones dentro de la reserva, las cuales han ayudado a identificar áreas en las que deben trabajar y datos que valen la pena conservar. CABACOOP desarrolló acuerdos con dos dueños de finca para formar parte del manejo y gestión de la reserva.
Hoy en día, el nivel de contaminación ambiental ha afectado de forma alarmante no solo la salud, sino también nuestra historia y la vida propia del planeta. Pronto la población de especies disminuirá debido a que no tendrán hogar y perderemos especies endémicas. Por esto, debemos fomentar la educación en jóvenes para que sepan por qué debemos ser más eco amigables y adoptar conductas que no afecten tanto al ambiente. El camino a realizar para desarrollar los inventarios y levantar topografías es largo, pero es importante que las autoridades comprendan su valor y que la sociedad sea consciente del enorme patrimonio que tenemos que debemos ser proteger a toda costa… antes de que sea demasiado tarde (Perera et al., 2010). Las prácticas de ecoturismo correctas (como lo son las alianzas con la comunidad, tener un diseño bioclimático etc.) intentan reducir el impacto humano, limitando el número de personas y reduciendo la construcción de infraestructura en estos lugares. Parte de estas prácticas fomentan la inclusión de la comunidad local en la toma de decisiones para promover el uso sostenible de los paisajes kársticos y mantener el recurso para el disfrute de las generaciones presentes y futuras (Para la Naturaleza, 2016).
En la reserva Las Cabachuelas se trata de mantener recorridos de un máximo de 15 a 20 integrantes por lo que el número es adecuado, permitiendo la apreciación del ambiente. El realizar un recorrido guiado es una actividad que tiene la intención de dar a conocer la historia, la diversidad biológica y cultural (Alférez Cordon, 2015). En cada visita a la zona se aplica un plan de manejo, el cual prioriza la conservación de los recursos. Para las personas que trabajan con un modelo ecoturístico y tratan de promover la conservación del ambiente, además de transmitir el conocimiento, es importante la calidad de servicio. Un grupo de personas, cuyo fin es ser pro ambiente, deben tener en cuenta la calidad de su servicio ya que ayudará al visitante a retirarse satisfecho y a generar una percepción del valor de la labor de quienes la ejercen. El ecoturismo es un instrumento de desarrollo que puede y debe participar activamente en la estrategia del desarrollo sostenible, ya que una buena gestión del ecoturismo permite garantizar la supervivencia de los recursos naturales (Álvarez, et al., 2006). Los proveedores de servicios ecoturísticos se diferencian de los de turismo debido a que constantemente elevan su calidad de trabajo por encima de los estándares que se exigen para llevar satisfacción al cliente. El trabajar ecoturismo con un enfoque en el área educativa permite la educación informal de los participantes lo que se traduce en promover la conservación de parte de personas externas (Figura 3).
Figura 3: Educación informal para promover la educación externa
Fuente: Cabacoop, 2020
Los indicadores de sustentabilidad kárstica (KSI) son métricas publicadas que sirven para proteger el ecosistema mientras se promueve el contacto ecoturístico con la comunidad kárstica. El karso es una formación que agrupa a todas aquellas áreas formadas mediante la disolución por reacciones químicas de la roca matriz. Las zonas kársticas de Puerto Rico comprenden un 27.5% de la isla de Puerto Rico (Lugo et al., 2001) en la región norte desde Rincón hasta Loíza. El karso moroveño es considerado un recurso vital no solo de biodiversidad sino también por su variedad de recursos arqueológicos (Lugo et al., 2001). Estos indicadores incluyen alrededor de 25 criterios asociados al bienestar social, económico y ambiental de estos lugares asociados a una meta de logro para cada criterio. Este índice, tal como fue desarrollado, tiene una relación directa con el ecoturismo porque contempla la visión de mejorar el sistema de desarrollo de actividades en los sistemas kársticos. El KSI contribuye a la educación ambiental de visitantes y comunidades locales y promueve la investigación científica. Esto se debe a que muchos investigadores han utilizado este formato para desarrollar su análisis de contenido y han sido capaces de identificar patrones de desarrollo. El análisis de contenidos es una técnica de investigación para hacer referencias replicables y válidas basadas en el análisis sistemático y objetivo de las comunicaciones (Babbie, 2007).
Como se ha mencionado anteriormente, el KSI es uno de los parámetros más confiables, por lo que utilizarlo como medidor ayuda a mantener su veracidad. Su objetivo es evaluar los impactos de actividades humanas y el manejo de áreas kársticas para así determinar cómo y qué cosas debemos hacer para mantener el recurso y no permitir que se derroche. Durante la investigación, levanté una base de datos de información sobre cada uno de los criterios de la tabla, utilizando diferentes metodologías. A los datos analizados les otorgué un número dentro de la tabla del uno al cinco. Para darle un número, evalué si cumplía en su totalidad o no; si cumplía parcialmente se observó si se está haciendo algún procedimiento que pueda hacer que cumpla o no próximamente. Al culminar este proceso se crearon dos tablas y tres gráficas. En las dos tablas se mostró el valor y lo que se obtuvo y en las tres gráficas que representan cada uno de los dominios y sus respectivos porcentajes. En las gráficas de valor total se colocaron los datos codificados por color: verde representando una condición favorable, amarillo representa atención preventiva y rojo atención prioritaria. Además de tener estas tres categorías de color se subdividió en anaranjado oscuro y anaranjado claro: el anaranjado claro está posicionado entre verde y amarillo y el anaranjado oscuro entre amarillo y verde. Esta subdivisión existe para aquellos datos que estén entre dos de los colores codificados. Los resultados finales fueron: 93/125= 74.4% (Tabla 1) y los resultados de cada dominio: dominio ambiental 81%, dominio económico 72% y dominio ambiental 78% (Tabla 2).
Tabla 1: Resultados de evaluación KSI de la Reserva Natural Las Cabachuelas
Fuente: Elaboración propia.
Tabla 2: Porcentajes de los resultados de evaluación KSI de la Reserva Natural Las Cabachuelas dividido por dominio
Fuente: Elaboración propia.
Los resultados demuestran que si se separan los dominios se puede distinguir el orden de prioridad en el cual se deben trabajar las mejoras. De acuerdo a lo que se obtuvo, el dominio que está en mejores condiciones es el social, con 50% de cumplimiento con el criterio y 50% parcialmente. Esto es bueno porque este es el factor que determina la percepción del público del área manejada. Este debe ir de la mano con el ambiental ya que se asegura de que se mantenga el uso adecuado de las áreas naturales. Los resultados fueron las siguientes: 60% cumple, 20% cumple parcialmente y 20% no cumple. El dominio ambiental en esta investigación puede mejorar ya que resultó ser regular. Si estos dos mejoran, de forma automática el factor económico aumentará ya que el tema socio-ambiental tomará más fuerza creando el interés de otras personas. Se concluyó que la Reserva Natural Las Cabachuelas es un área con potencial sustentable. Debido al porcentaje de 74.4% se puede entender que tiene rasgos de ir en buen camino en términos de la protección del recurso kársico. El énfasis se debe mantener en el dominio ambiental y en el social, el aumentar ambos dominios permitirá que el uso de la reserva sea sustentable y que el recurso kársico se mantenga como parte del patrimonio puertorriqueño. Se tomó en consideración, que, si se observan los porcentajes de dominio individual, se entenderá que el más afectado es el económico teniendo solamente 45% en cumplimiento, 40% cumpliendo parcialmente y 15% no cumple. Aunque los resultados no son completamente malos hay que tomar en consideración que 55% debe mejorar significativamente y consecuente debe ser el primero en atender. Luego del análisis se entiende que el aumento del económico depende altamente del éxito de los dominios ambiental y social. Esto se debe a que si no se mantiene de forma adecuada el ámbito ambiental, no habrá un recurso que dure tiempo prolongado. Asimismo, el ámbito social es importante para que funcione el económico porque sin él las personas no sabrían del recurso. De acuerdo con este análisis se puede concluir que la Reserva Natural Las Cabachuelas no cumple de forma efectiva con el KSI.
La Tierra es el único lugar del universo que en la actualidad es conocido como uno que sostiene vida. La capacidad de esta para sostener su vida (la de los humanos, la flora y la fauna) es inmensa, pero lamentablemente con el paso del tiempo y el aumento de consumo de recursos, puede que no dure mucho. En importante entender la presión y las demandas que estamos teniendo sobre ella. Las áreas protegidas del mundo, en especial las de Puerto Rico, forman parte de un sistema bien diseñado el cual tiene una alta importancia tanto biológica como conservativa (Espinoza Chirinos & Grasela, 2011). Cuidar el karso nos provee la oportunidad de que se continúe nuestra biodiversidad. Si se trabaja con los resultados del KSI en la reserva las Cabachuelas y se aplica este índice a otras reservas, se podrá esperar un alivio para el ecosistema.
Terminamos esta investigación con algunas recomendaciones de cómo se puede mejorar la reserva:
Tomar en consideración la posible población que quedará desplazada si se compran las fincas en donde está la reserva. Pensar en posibles soluciones de relocalización.
Motivar a más escuelas del pueblo de Morovis e incluso de pueblos adyacentes a educar sobre el karso y a crear proyectos junto a la reserva, aumentando así la cantidad de instalaciones que trabajan el tema del karso.
Crear una sección dedicada al karso en la página del municipio.
Realizar más estudios de la fauna y la flora dentro de la reserva, de modo que sirva de catálogo. Esto tiene una alta importancia ya que algunas de estas especies están quedando extintas.
Hacer un monitoreo constante de la reserva con énfasis en el riachuelo para asegurarse de que no se contamine; en adición a esto, se debe investigar el cómo se trabajan las aguas residuales cercanas a la reserva para minimizar los daños.
Crear fuentes de financiamiento sostenible para el manejo de las áreas protegidas y la conservación de sus recursos.
Desarrollar un inventario de iniciativas e investigadores. Esto se puede trabajar dentro de una tabla que incluya: número de entidades, actividades semanales, participantes congreso, integrantes equipo y acciones o actividades institucionales para crear incentivos. De esta forma se podrá monitorear el uso de la reserva y así se facilitará la conservación de la misma.
Referencias
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V. Joan Soto Ramos
Departamento de Psicología
Facultad Ciencias Sociales, UPR RP
Era una noche calurosa en Puerto Rico. Muchas personas optaban por salir, aprovechando que era viernes. En una barra en particular, se encontraban diversas parejas y grupos de amigos disfrutando del momento y del placer de tener compañía. Melanie era una de ellas, pues se encontraba saliendo con quien consideraba el amor de su existencia. Pero unos indiscretos susurros amargaron el buen humor que había generado ese día.
—Mira, un negro con falda.
—No digas eso… Recuerda to’ eso que pasó con Alexa. Aún sale en las noticias. No te vayan a acusar de discrimen si te escuchan.
—Me importa a mí eso... Este tipo con falda estuvo todo el tiempo hablando con esa jeva. Eso no se ve bien. Porque tras que es un desviado que juega con esa mami, también es un sucio negro que…
A través de su vida, Melanie había desarrollado muchos complejos, siendo su anatomía la base de todos. Y aquí, sentada en la barra donde esperaba que su amorosa novia regresara del baño, nuevamente sintió el malestar de estar en un cuerpo como el suyo. Sin importar cuanto se hubiera esmerado por arreglarse, para no tener que avergonzarse de su herencia racial, o el tiempo que llevaba usando la medicina para lograr feminizar sus rasgos, Melanie deseó encerrarse en su casa y no volver a salir nunca.
—¿Por qué te ves decaída?
Una voz dulce atrajo su atención. Sin darse cuenta, Solmarie acaparró su campo de visión con mirada preocupada.
—No es nada…
—Mel, te conozco. ¿Qué pasó?
La mano trigueña de Solmarie buscó la suya, viéndose algo más pequeña en comparación. Melanie no pudo evitar notar que su mano se veía mucho más oscura y menos femenina que la de la otra chica. Sintió un agobio punzante al reparar en eso.
—Será mejor irnos de aquí.
—¡No! —con firmeza refutó la mujer más baja. —¿Qué pasó mientras no estuve?
Los causantes de su malestar se habían retirado en algún punto; Melanie no sabía si fueron conscientes del veneno que lanzaron. Su adorada novia no soltó su mano, iniciando unas suaves caricias en busca de relajarla.
—Vamos, cariño… Quiero escucharte.
Melanie le contó lo que escuchó, y Solmarie quiso ir a reventar un par de cabezas.
—Qué malditos imbéciles… ¿Cómo demonios se meten así con mi chica? Les voy a partir los…
—Calma, Sol… No fue para tanto.
— Sí lo fue… Porque esos anormales se metieron contigo. Fueron unos racistas de cloacas y unos discriminantes de la mujer. Esto no se puede quedar así, debe de haber una forma de atraparlos y que paguen por sus bestialidades.
No sabía cómo sentirse respecto a la reacción de Solmarie, pues estaba entre avergonzada, agradecida e incómoda. La más baja buscó al encargado de la barra para reportar el caso, y pese al desinterés de él, se fueron del local con la promesa de que el lugar sería más estricto con las políticas de discriminación. Fueron a comer helado, y luego caminaron por una placita. Cuando llegaron a la casa de Melanie, Solmarie insistió en quedarse a dormir. Mientras la trigueña peinaba los cabellos de su encantadora novia a sus espaldas, se le ocurrió contarle algo para animarla.
—Te contaré una historia poco conocida por nuestra gente, mi amor...
—¿Qué se te ocurrirá ahora? —sonríe Melanie con cariño, conociendo de antemano la gran imaginación de Sol.
En el pasado, cuando el registro lo llevaban los colonizadores, había una taína de cabello liso y azabache, con olor permanente a mar. Ella conocía a las gaviotas que se asoleaban al medio día, también las diferencias de las algas en las costas. Su yucayeque estaba más adentrado en el bosque, pero su familia tenía una fascinación por las aguas donde sus antepasados migraron. Ella heredó ese sentimiento y se escapaba a las costas en busca de las brisas marinas que le consolaban. Pues en ese entonces Borikén había dejado de ser la tierra pura en la que creció, y eso la agobiaba con profunda tristeza.
También había otra mujer de cabello rizo y piel oscura, con aroma a sol arrullador. Ella tenía una maestría en el reconocimiento de plantas, y una buena destreza en causarle placer al hambre. Su hogar estaba en otro continente, su residencia es un lugar con lenguas que no entendía. Su habilidad en el arte de la comida la salvaguardó de un destino inhumano. En las noches lloraba por no poder correr por las selvas de su amada Senegambia, con su gente los malinké. Pero tenía una fortaleza admirable, una calidez acogedora y una belleza divina.
Ellas fueron dos hembras perturbadas por la intervención del tirano que vestía con metales en todo su cuerpo; del tirano sediento de más metales, de madera y de piedras. Pero las vidas de estas dos mujeres no fueron completamente malas, ni completamente turbias. Pues América y África tuvieron otro encuentro y gracias a Europa nació entre ellas un puro sentimiento que calentó sus corazones. Dos mujeres de distintas culturas que se enamoraron, que encontraron en la otra un hogar, una forma de resistencia, un fogoso placer y una compañía dulce hasta el final de sus días…
—¿Es esta historia real?
Solmarie asintió con su cabeza, pese a no ser observada. Dejando los cabellos de su novia para abrazarla por la cintura.
—Lo es, lo es… O lo pudo ser. Con esto quería decirte que nos vemos como esas dos valientes mujeres. Quienes, en tiempos adversos con la discriminación a flor de piel, aún vivieron junto a la otra. Sabes que las mujeres en ese tiempo eran tratadas como menos que nada con la justificación feudal, y que secuestraban a personas en las costas de África para tratarles como animales. Aunque en nuestra generación se ficcionalice que no existe la esclavitud en ningún rincón de la Tierra, y se diga que hay “una igualdad” entre las mujeres y los hombres, y cualquier diversidad en la epidermis del cuerpo y blancos, sabemos que se va a rebuscar las diferencias para perpetuar el discrimen. Siempre habrá alguien que querrá colonizar nuestros cuerpos con sus prejuicios y fetiches de superioridad. —Dejó un corto beso en la cabeza de la mujer alta. —Yo quisiera protegernos de todo eso, pero a veces nos va a superar. Por lo que te quiero entregar este espacio donde sepas que te adoro y que en ti veo a mi igual. Tú eres para mí esa mujer de Senegambia; tan preciosa, cálida, gran cocinera, de curvas de infarto, de piel majestuosa, de sonrisa hechizante, de ingenio ampliado, de sensibilidad penetrante, de manos confiables… Todo en ti me fascina, Mel.
¿Cómo no llorar? ¿Cómo no llorar si el amor de tu vida te habla con esa adoración? ¿Cómo no llorar si lo único que quieres es que este momento dure para siempre?
Melanie se volteó para encarar a su novia, sintiendo una mezcla de emociones en su interior. Solmarie pasó sus manos por las mejillas de su adorada, como solía hacerlo siempre que tenía la oportunidad.
—Nunca debemos esperar por nadie para sentir. Esto es nuestro, y de nadie más. Tú eres tuya, una mujer valiente, fuerte y única. Y esto es así, no tienes ni que esperar que alguien, ya sea yo o cualquiera, te lo diga para que lo creas.
Sus inseguridades siempre estarán ahí, a veces muy punzantes y otras veces más fáciles de ignorar. Pero se siente bendecida de haber elegido a una compañera de vida que la anima tanto durante su caminar. Que la ayuda a mirar otros ángulos antes de sucumbir a la negatividad. Y que llena de regocijo sus días hasta la saciedad.
—Entonces, África y América se amaban.
Solmarie tardó un poco en darse cuenta de que se refería a su historia.
—Sí, África y América se aman como tú y yo nos amamos.
Bryan Ricardo Marini Quintana
Programa de Estudios Interdisciplinarios
Facultad de Humanidades, UPR RP
“At the edge of the civilized farm a bloodthirsty beast prowled the wild woods, the untamed wolf.”
The Shepherd’s proverb taught Wolfe of the dangers posed by the barbaric nature of his own kind. Only after swearing loyalty to the Shepherd and showing no remorse for the pack of wolves, was Wolfe bestowed the gift of consciousness. To keep his sentient state, Wolfe had to fulfill his duties and stay within the borders of the civilized farm. Leaving wilderness behind, Wolfe chose to have an identity by embracing a sheltered life within civilization, thankful that the Shepherd had granted him a name.
Before the wolf was tamed, the Shepherd, in defiance of nature, had wandered away from civilization and faced the depths of human desire. Although tempted to relish boundless freedom, the Shepherd withstood nature’s melody, abiding to the laws of men as he traversed into the wilderness. Amidst the forest of chaos, there lingered a pack of wolves who reigned over this lawless land unopposed. Even though nature had no claim, here the wolves laid at the top of the food chain, with all other beasts laying at their behest. Driven by jealousy of the wolf’s grip over the forest, the Shepherd defiled nature. Alongside, the infuriating inability to submit them forced the Shepherd to build a farm. Retreating into the confines of civilization, the Shepherd hid in fear of the wolf’s wrath.
Afterwards, sheer ambition of expanding the borders of men’s laws drove the Shepherd back into the wilderness to save beasts from themselves. A righteous purpose motivated the Shepherd into submitting nature, the survival of consciousness. By deposing the barbaric wolves and proclaiming himself ruler of nature, civilization would fear no rival and animals would be taught the laws of men. In a blessed night, as the full moon arose, the pack of wolves thundered from the forest to confront the threat, a civilized Shepherd. Betrayed by nature, a fog covered the moon’s light, leaving the wolves weakened. At the tipping point of the confrontation, the Shepherd shot the leader of the pack, turning the tide. In fear, the rest of the wolves spread and retreated back into the darkness of their caves. Amidst the chaos, a cub was left behind, with the Shepherd claiming the beast as his prize to civilize nature. Taking him back to the farm, the wolf was given a name, taught manners, shown how to communicate and trained to fulfill tasks. Any sign of nature’s lawlessness within the wolf was stripped away and he became Wolfe, an animal destined to fulfill the Shepherd’s command, to spread civilization.
Inside the farm, various animals with different responsibilities served at the behest of the Shepherd’s will. The servitude of the herd was gifted with the commodity of living in the farm. In here, conscious animals accomplished duties and in exchange relished their identity along with safety. Among them, Wolfe found purpose as he guided the flock of sheep and protected them beyond the civilized farm. Outside, in the wild forest laid the pack of wolves, who in the eyes of Wolfe were uncivilized beast, uncapable of questioning or reasoning their very existence.
Whilst guiding the flock of sheep into the wilderness, Wolfe confronted the dangers within the forest. A constant temptation of turning berserk haunted Wolfe as he traversed nature. Standing at the top of a hill, Wolfe stared down at a pack of wolves that prowled nearby. In these situations, Wolfe was tested, as he gazed in fear of the pack, remembering his natural state. However, Wolfe recalled he was rescued by the Shepherd and gifted a consciousness that allowed him to relish an identity. With these memories, Wolfe came to terms with who he was, reminded of the purpose given by the Shepherd. If Wolfe was to keep his name, then, he must obey his master by guiding and defending the vulnerable flock of sheep. Fending off the wild beasts, Wolfe fulfilled his task, serving a purpose to the civilized farm. Although Wolfe’s duty had been accomplished, this was done at the detriment of disassociating himself from the pack of wolves, a choice that reassured the tamed wolf a place amongst civilization while keeping an identity.
On the way back, as Wolfe entered again the confines of the civilized farm, he took a glance at the untamed pack of wolves, wondering if he belonged there. Tortured by consciousness, Wolfe uncovered his own morality, realizing it may conflict with his duty to civilization in the farm. Puzzled by his own identity, Wolfe begged to question if he was meant to survive amidst the natural habitat of the unconscious wild or was he meant to evolve and become civilized. Further on, Wolfe pondered if he was either meant to civilize the pack of wolves or to keep them at bay in their natural barbaric state. Turning away from the tempting glances of wilderness, Wolfe entered civilization feeling conflicted about keeping the borders between conscious animals and unconscious beasts at bay.
Every day, from the safety of the civilized farm, Wolfe heard the spellbinding howling of the pack of wolves, as they called him to return into the wild forest. This sparked curiosity within the tamed wolf, as he wondered how these beasts could feel companionship with him if they lacked consciousness. For days Wolfe went back and forth guiding the flock of sheep out to the wilderness and back into civilization, as doubt grew of his true identity.
Suddenly, temptation struck on a cursed night as the full moon arose and the pack of wolves thundered from the forest. A pale moon light shone above Wolfe, as his wild instincts awoke. Horrified, Wolfe swayed closer to temptation as he was entranced by preying eyes, grizzled hair, sharp claws, and salivating mouths of untamed wolves. The pack of wolves thrusted themselves towards the flock of sheep, fighting ferociously against Wolfe. Fulfilling his duty, Wolfe valiantly defended the flock of sheep, safeguarding civilization. Suddenly, Wolfe started to salivate, and his claws sharpened as the pack of wolves drew closer, with the dormant wilderness seeking to be set free. When the pack of wolves attacked, Wolfe had passed out. Upon waking up, Wolfe gained consciousness again. However, around him laid a slaughtered pack of wolves. Shocked by his actions, Wolfe gazed at the gnawed corpses that had been devoured. Terrified by the carnage he caused; Wolfe questioned his identity. As he looked over the sheep to calm down and be reassured by them of his civilized manner, the flock turned away in fear. Running for their lives, the flock of sheep hurried over to the civilized farm, to tell the Shepherd of what had occurred. Fearful of the Shepherd’s sentence, Wolfe shifted between his conscious and unconscious state. The flock of sheep were arrogant and neglectful of Wolfe, as they would not reason with an unconscious beast. Upon realizing that conscious animals had unjustly turned against him after saving them, Wolfe caved into his natural state. At that moment, the beast made an irrational decision that the animal within justified as rational, deciding to eat the flock of sheep to not allow his master to know the truth. In an act of desperation, Wolfe launched himself at the flock of sheep and feasted lavishly, succumbing to the wilderness of nature.
After the massacre, Wolfe laid petrified over his actions, knowing that for a split moment he left animal consciousness and tapped into beastly unconsciousness. Gazing upon the massacre, Wolfe pondered of returning to the civilized farm and facing judgement. However, he feared the wrath of the Shepherd, knowing he would be held accountable and ostracized. Without the Shepherd, the conscious Wolfe would forget who he was, losing his identity and name. There would be neither a comfortable safe haven nor a driving purpose for life anymore. As Wolfe was unwilling to face the weight of a guilty conscience, knowing he would pay a hefty price. Deciding he cannot go back, Wolfe pondered hiding in the wilderness of nature. Regardless, he had no family anymore and would be alone with no pack to hunt with. Furthermore, if he choose to go back into the wild, Wolfe would lose consciousness, forgetting his name and identity, deprived of a memory. Broken, Wolfe didn’t want to take either option, knowing he will end up without reasoning his existence, losing purpose and meaning for life. In a final act of reason, Wolfe rather than submitting unto nature’s lawlessness and becoming unconscious, opted to devour himself. At that moment, Wolfe rejected the option of living a long and lonely life in which he could die of old age in peace. This life terrified Wolfe, realizing he would not be able to reason his very existence, losing memories and consciousness forever. Instead, Wolfe chose to die ferociously by his own sharp teeth, preferring to leave this world while he could still cling unto consciousness. At the end, Wolfe greeted death peacefully, deeming it worthy to die young with memories, identity, purpose, and a name.
“Alas, the wolf could not be tamed, as nature reclaimed him in his rabid state whilst he devoured himself with table manners, keeping a shred of civilized dignity at the very end.”
Myriam Ramos Ortiz
Departamento de Estudios Hispánicos
Facultad de Humanidades, UPR RP
Necesitaba estar accesible, no solo porque abría el portón más cercano en caso de una emergencia sino porque era la única llave del material que aguantaría las circunstancias para dejarle salir airosa. A las ocho y cuarto de la noche, la llave maestra platinada, de un grosor extrañamente satisfactorio y de un tamaño aproximado de dos pulgadas, se convirtió en el arma blanca más confiable que cargaba en el bulto.
Llevaba una caminata tranquila, manteniendo distancia con el hombre calvo que iba en frente. Salió de la UPR y ahora entraba al callejón que se había quedado en el olvido desde el huracán María. Contaba con tres postes de luz, uno al comienzo que tenía un letrero con el nombre de la calle, decía Añasco con letras azules y un fondo reflector blanco; otro de madera enredado con cables en el centro del callejón y el último inclinado en un ángulo de setenta grados sobre la carretera. Pero el único que iluminaba era el primero. A medida que se adentraba, el callejón parecía desvanecerse en la oscuridad. Los reflectores de los carros estacionados en el lado izquierdo, que ocupaban la mitad de la carretera, mantenían un sentido de dirección en el vacío de la Añasco. La acera tampoco se veía pero los pedazos de vidrios que se acumulaban en las estrechas líneas del cemento iluminaban el camino.
Justo al comienzo del callejón, el calvo paró en seco, así que se vio obligada a parar también. Colocó la llave maestra entre el dedo anular y el corazón. Fue instinto, ya ni cuenta se daba que hacía eso excepto cuando iba acompañada que se lo mencionaban, pero nunca sabía qué contestar. Las demás llaves bailaron en sus manos hasta que cayeron entre los otros dedos. La llave del buzón entre el meñique y el anular, el abridor entre el dedo corazón y el índice, y entonces, la llave de su apartamento entre el índice y el pulgar.
No había explicación por la que detenerse abruptamente, nada físico lo estaba obstaculizando a continuar su rumbo. Parece absurdo, pero solo existe un minúsculo número de razones por las que dos personas caminando en una calle oscura, una al frente de la otra, deciden parar en seco. Fuera esto una movida estratégica o una pura coincidencia que obstruyera su andar en el momento más inoportuno para ella, igual nada se sabía con certeza en aquel callejón oscuro. No tenía por qué pensar lo peor, pero habitar en Río Piedras requería un estado de alerta a toda hora y esta no era la excepción.
Permaneció parada en la acera por obligación, a cinco pasos más atrás de él, porque pasarle por el lado era casi como decretar el final del comienzo. Era inconcebible estar al frente y perder la visibilidad del entorno solo por querer llegar más rápido a su casa. Así que ahí estaba, parada justo al lado del primer poste, en el comienzo del callejón. Solo le tomó segundos darse cuenta que estaba parada en el maldito cruce que siempre había intentado evitar. No era cualquier cruce, era el de las terribles historias que contaba Paula y cualquiera que le tocara caminarlo de noche.
Nada pintaba bien pero todavía había espacio para muchos finales. Un poco hacia al frente estaba él, todavía petrificado en el mismo medio de la acera con una bolsa plástica en su mano izquierda. Había pasado menos de un minuto desde que había decidido parar de caminar. Entonces gritó con todas sus fuerzas al vacío, como si no quisiera dejar nada adentro. Gritó lo que posiblemente era la última palabra que ella quería escuchar en un callejón oscuro sola. Las soltó con rabia, con violencia, con locura desmesurada sin saber que ella estaba a cinco pasos de distancia detrás suyo.
–– ¡PUTA, PUTA, MALDITA PUTA SUCIA!
Volvió a retomar el ritmo de sus pasos, la luz se ausentaba gradualmente y su figura se comenzó a difuminar en la oscuridad del callejón hasta que dejó de verlo. Ella permaneció parada en el cruce, sin despegarse del poste que marcaba el principio del callejón y el único que iluminaba. Cuando vio que desapareció por completo, comenzó a caminarlo con pasos largos, casi trotando. Dejó de tener visibilidad de su entorno, solo perseguía los reflectores de los carros y las dentaduras en el cemento cubiertas de vidrios, hasta que chocó contra el poste de luz que no funcionaba. En ese instante sintió que le agarraron el cuello y la empujaron contra lo que esta vez sí era el poste. Mientras la asfixiaba sintió que los dedos le rozaban la parte interior del muslo. Pero no podían ser porque tan pronto se los introdujo dentro de la boca para apaciguar sus gritos, la fricción en la parte interior del muslo seguía intensificándose. La otra mano comprimía violentamente el cuello delgado, todavía pinchado contra el poste de madera. El rozamiento se volvía un continuo estregón irritante que le comenzaba a quemar el muslo hasta que comenzó a embarrarse de fluidos viscosos.
Intentó apartarle las manos para coger un bocado de aire, pero una estaba completamente clavada en su cuello y la otra en su boca. Cuando optó por empujar la cabeza, alejándola de su cuerpo, sintió la calva. Los dedos palparon la cabeza para reconocer su lugar hasta que dieron con el final de la ceja, luego los movió una pulgada hacia atrás buscando la sien. En el instante que la encontró reacomodó la llave máster y la comenzó a atravesar.
Solo la punta de la llave entró fácilmente destrozando los poros, hasta que se encontró con el cráneo impidiéndole el paso. La sangre comenzó a bajar como lágrimas, ensuciándole la ropa. Torció la mano enterrando la punta un poco más y comenzó a martillar hasta penetrarla por completo. Con gran dificultad la sacó de la sien. Antes de continuar a paso largo hasta su casa, la volvió a acomodar entre el dedo anular y el corazón.
Xavier D. Ortiz Torres
Programa Interdisciplinario
Facultad de Ciencias Naturales, UPR RP
Arrugados y ásperos, mis dedos recorren cortezas de diferentes edades. Entre el sudor de mis pies las sandalias intentan no caerse al precipicio de hojas y ramas secas. Mi espalda siente el susurro del viento, del frío del verano... cuando hacía frío. Mis codos se acentúan como uno hacia la rama principal. A lo lejos no se percibe nada: es seguro. Mis manos buscan entre la tela corrediza de mi pantalón. Mis pelos saben que es peligroso, pero no me detienen. Busco mi pene, crece entre mis dedos rugosos de madera-no-madera. Se siente un guayo ancestral y a siete pies busco el cielo en el casi cielo. Me apoyó a mi cómplice suave, al árbol voyerista de mi placer ancestral. Sube y baja. Mis nalgas me balancean. Sube y baja. Respiró hondo. Ya estoy llegando, pero me detengo. La limpieza acá arriba no será igual. Mi pene caliente-rojo se siente herido por no terminar la gran obra de piedad que le puede hacer este niño de diez años en medio de una tarde de un verano-frío, lleno de hormonas que se descubren y se despiertan al rozar entre las queresas de un árbol.
Jessica M. Ortiz Morales
Departamento de Psicología
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
Quería ser notada. Tocada. Si había tiempo, amada. Y si tenía suerte, que se repitiera el proceso cuantas veces fuese necesario.
No estaba segura cómo se le habían metido esas ideas en la cabeza. Quizás cuando se está mucho tiempo en el mismo lugar, las ideas surgen y ya. “Quiero que me miren y me toquen. Que me prendan y me soplen. Quiero que me amen, y me quieran. Por lo menos, que me quieran”, recordaba.
La tienda abría exactamente a las ocho de la mañana. Aunque eran pocos los clientes que compraban a esa hora, el dueño no podía desligarse de su rutina. Se laboraba de 8:00 a.m. a 6:50 p.m., de lunes a domingo. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Para ella, las mañanas eran una tortura. El dueño corría por los pasillos haciendo inventario; mojando su dedo índice con su lengua cada vez que le tocaba pasar la página. Las tardes, ni se digan. Clientes sudados y distraídos, manoseaban la mercancía para terminar comprando nada. Las noches, en cambio, eran fúnebres, amargas. No sabía cómo lograba soportarlas. Pasillos oscuros, vacíos y una peste a humedad. Una rutina que detestaba continuar.
Siempre que le era posible, lo observaba. Tomaba café cinco veces al día. Sujetaba la taza con su mano izquierda, y el manual del inventario con la derecha. La afición por el dueño de la tienda había comenzado hacía unos meses. Fue de las afortunadas. Una mañana de inventario, el hombre extrajo de la caja un sinnúmero de velas y gorros de cumpleaños. Protegida por el plástico, sintió el desliz de unos dedos rozando su mecha. Era la primera vez que alguien la tocaba allí. Una piquiña fugaz corrió por su tallo y desde entonces, no ha logrado sentir cosa igual. Se pasa las horas deseando ser notada nuevamente por el dueño, o algún cliente; queriendo sentir más tacto, menos plástico y humedad; deseando ser mucho más que mercancía de vitrina.
Por fortuna, la suerte tocó a su puerta una tarde ordinaria. El reloj estaba a punto de marcar las seis y cincuenta, cuando vio un carro aparcarse en la tienda. Un chico en gabán se asomó a la caja. Apresurado, preguntó: “¿Me podría pasar la vela de la vitrina, por favor?”. El dueño la tocó por última vez, y se la entregó al hombre del gabán. El joven la colocó en el bolsillo izquierdo y condujo hacia su destino afortunado: de caja a vitrina, de vitrina a manos, de manos a un carro, y de un carro a la recepción.
Muebles y vinos la rodeaban. A lo lejos, algarabía se escuchaba. El chico la sacó de su bolsillo izquierdo y pegó sus labios en su bolsa de plástico con el fin del liberarla. Su saliva contaminó ligeramente la cera de la vela, pero no la incomodó. La tocó sutilmente con el pulgar y el índice, y la colocó en el bizcocho. Su tallo se revolcaba en la crema del pastel junto a las otras velas. Reconocía el ambiente y no podía esconder su emoción. Pronto su pabilo se encendería, y algún afortunado o afortunada la soplaría.
Pasaron al salón de fiestas. Todos cantaban en unísono la canción de cumpleaños. El chico sacó el encendedor de su bolsillo derecho. Era la tercera vela en turno, pero no se podía contener. Los nervios la incitaban, y el calor también.
El hombre acercó el mechero a la segunda vela. Pronto le tocaría a ella. “¡Qué los cumpla feliz! ¡Qué los cumpla feliz! Que los cumpla, que los cumpla, que los cumpla...—El mechero por fin la rozaba; una piquiña corrió por su tallo hasta que caldeó. Ahora brillaba—...feliz”.
Observó los labios de Thalía. Próximamente, la soplarían. La emoción era tanta que se desequilibró. Cayó sobre el antebrazo de la cantante, derramándole cera y dejándole cicatrices prematuras. En el impacto, se apagó y cayó al suelo.
Los invitados corrieron hacia Thalía para ver cómo estaba. La cumpleañera decidió culminar su fiesta, olvidando completamente a la velita; negándole su deseo. En vez de soplos, la vela recibió balazos de suelas y tacones. El tacto humano la fracturó. El vacío, la humedad y la oscuridad la acompañaban nuevamente.
Había sido olvidada, y qué bien se sentía.
Ana Gabriela Meléndez Rodríguez
Departamento de Literatura Comparada
Facultad de Humanidades, UPR RP
Percibo sonidos en mi exterior.
El susurro del aire acondicionado
y el son del medidor cardiaco.
El foco de mi mirar está centrado
en las ondas que provocan mis pulsaciones.
Esto me hace recordar que hay un alma depositada en este templo
llamado cuerpo.
Y es que a veces necesito tener presente que estoy viva,
pues hay una esencia en este ser.
Un algo que aspira y escudriña.
Sueño vivo pero amenazado con acabarse
Mis palpitaciones me invitan a volver a crear,
expandir la fragancia de mi energía.
Rememorar lo que soy,
centrarme en la eventualidad de mi existir.
De pronto me leo y escucho.
Me permito volver.
Florecer.
Lo que un día estuvo marchito
vuelve a renacer.
Parto de una continuación
pues no quiero dejar en el olvido mi metamorfosis.
Las figuras y colores se adueñan de mi habitación,
la curvatura de mi ser se deleita en el festín a causa del regreso.
Mis pulsaciones se han vuelto melodía,
una que acaricia y despierta lo que una vez fue deshecho.
Génesis Hernández González
Departamento de Psicología
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
The truth is versatile
put it on, take it off
an attire, a piece, and thus,
there is no naked truth.
No nakedness in things
and such, not much skin for show.
Truth without the substance
is not even reality. Now, that—
that is naked, always obscene,
indecent (incandescent),
hard to face.
The truth is fabric, pick your color
and the thread and style that suits best.
There it is! See, how pretty on the model.
Trueness is a dress people like to wear
out, so that their secrets and private minds
are never seen, covered up to the crown
in the cloth of truth, ever proper and poised.
Naked truths are lies, but naked realities are
truths so far removed from the eyes of many
that to see even a hint—
a hint of realness—is far too naked
to be properly addressed.
Katioly Cabrera Valentín
Departamento de Estudios Interdisciplinarios
Facultad de Humanidades, UPR RP
Tu nombre
en boca de todos;
se adentra en las más
casuales conversaciones.
En mi garganta
se enreda
como los tallos
de flores marchitas
dejadas en una tumba
que nadie visita.
Intransitada porque apesta,
hiede.
A intranquilidad,
a inconformidad,
a incomprensión de una vida
que acabó sin empezar.
Y mis pies sobre ella
tiemblan de impotencia.
Hay una cruz en la lápida
pero no hubo Padre
y no hubo misa.
Tu vida
es ahora un verbo
conjugado
solo en pasado.
Y solo queda
el condicional perfecto.
Habría sido.
Jonathan Morán Sierra
Departamento de Biología
Facultad de Ciencias Naturales, UPR RP
Las montañas de Cayey,
los cuatros todos sonando,
los campesinos cantando
mientras va arando el buey.
Por los restos del batey
comenzando una aventura
que me tiene en la locura.
Nuevos sitios yo veré,
aventuras yo tendré
muy llenas de sabrosura.
Salí de mi casa un día,
no pienso retroceder,
preciso doy a entender
durante la amanecida.
No quise mi despedida,
ninguno lo sospechó,
y si alguien por mí lloró
no quise causar un mal;
partí a la capital
por una orden de Amador.
Una noche bajo estrellas
de sumo frio y soledad.
El bosque de la maldad,
solo pienso en mi doncella.
Andrea, una mujer bella,
en batalla me domina.
Ahora veo una taína
y esto me tiene bien malo.
Es como un puñal de sal,
detrás siento unos respiros.
Rápido cierra la brecha
y siento un duro cantazo
que me da sendos plomazos;
es el dolor de una flecha.
Se va apagando mi mecha,
ahora nadie me cuida.
Ya pronto acaba mi vida
por esta santa aventura
llena de muchas locuras.
Muy pronta ella fue vencida.
Génesis Hernández González
Departamento de Psicología
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
Veo varios horizontes a lo lejos
cada uno con su propio techo
hecho de tejas de azules hojuelas
que si las tocas bailan entre luces,
como aceite derramado en el suelo,
como la refracción de un diamante
que nunca he visto, pero conozco
porque tengo imitaciones.
Cada una tan brillante y mentirosa
como las cotorras que repiten, pitan, dicen,
hablan sobre lo que desconocen
sin conciencia de la ciencia minuciosa
que desaparece si la miras a los ojos.
Veo la beldad escondida
entre las cortinas de los verdes montes,
que rebeldes desaparecen entre nubes
hechas del humo gris que hemos creado
con las tizas y trizas de hermanos y primos.
Veo la beldad que se agacha bajo las faldas
de los prados que aún no hemos tocado
y no nos llama ni nos mira y casi ni respira
con la esperanza de que no la hallemos.
¡Pero ya la vemos—ya la veo!
Es tan pura, tan diurna, tan tierna ella.
Veo una beldad desnuda que no se avergüenza,
una beldad grisácea, pero no por eso menos deslumbrante,
una nueva pieza para nuestra caja de herramientas
que no habla ni nos mira y mucho menos respira.
Patricia Santalices Torres
Departamento de Literatura Comparada
Facultad de Humanidades, UPR RP
En la imposibilidad cotidiana
de reconciliar mis párpados, al alba
rememoro mis instancias solitarias.
Aquellos encuentros evadidos donde
el abandono me acarició las mejillas,
y mis extremidades adormecidas
olvidaron estrategias ensayadas.
Recuerdo, por ejemplo, cómo el
vocabulario renunció a sus oficios.
Palabras reposaban en mi garganta
desconociendo rutas al oído.
Mi deseo era vocear exigencias
de estadía, conversación y lucha.
La mudez conquistó mis discursos
y jamás precisé las necesidades.
Ahora desconozco los movimientos
para asesinar tus distancias,
y tu cercanía moldea mis anhelos.
Quisiera matar de un tiro en la sien
a las frases inseguras que nacen
Pero mis dedos se debilitan al pensar
en la cercanía de tus partidas.
Paula V. Ayala López
Departamento de Inglés
Facultad de Humanidades, UPR RP
she dug holes behind the house with her brother,
soft knees scratching and sinking into soil
grubby hands and bare bones greedy with hunger
for just a tiny spec of the globe
fingers curled into the ground in greeting
an answer under her nails, dirt clinging
¿te puedo acompañar?
she didn’t know what to look for
a treasure, an escape, striking gold
a tunnel to the other side of the world
an ocean to swim in, a universe apart
the roots once glued to the skin of her heart
maybe she left them to grow beneath their home
to seep into the island and make of it a friend
one that she could call her own, but then
she tripped and the tendrils ripped
from the rest of her veins
the rhizome is still there, though
with a map she never learned to read
maybe that’s why she doesn’t know
the earth as well as she wants to
still, leftover strands grew into a half-decent tangle
of worrisome vines and lovesick flowers
but she imagines going back
knocking on the door
hello, sorry to bother but
i think i left a part of me
growing under the tiles
Katioly Cabrera Valentín
Departamento de Estudios Interdisciplinarios
Facultad de Humanidades, UPR RP
Vestida de negro
aprendió
la nena
que ni con estruendos
se levantan
los muertos,
porque “como si durmiera”
no es lo mismo
ni se escribe igual
que si así fuera.
Que no se lleva
el luto
en la ropa,
se lleva
donde sea.
Y se lo llevó
a la escuela,
en los tenis
sucios de fango.
El fango
del hoyo
donde dejó a su hermano
hace un rato.
Se lo llevó también
a la cena
en el segundo de vacilación
cuando le preguntan
¿cuántos hermanos?
Lo lleva
la nena
en las carnes
a la puerta.
Por siempre
y es que no se quita,
no es tan fácil
como sería llevarlo en la ropa.
Iván Santos Montalvo
Departamento de Inglés
UPR Cayey
Extraño la libertad que viene con existir,
hasta la vida conoce quien pertenece.
La brisa ya no besa mi cabello ni susurra a mi oído.
Extraño la sonrisa que viene con sentir.
¡Qué precio el de casarse!
¡Qué precio el de perder mi vida tan joven!
Observo los niños a mi alrededor;
sonrisas y regocijos, ¡que conmovedor!
La libertad de querer y amar,
sin límites ni responsabilidades.
Miradas de compasión son dirigidas hacia mi ser,
miradas que acogen humildad y tristeza.
Cuanto daría por vivir el ahora,
unos años más atrás.
La vida del reloj no dura para siempre,
pronto el mío dejará de contar.
No hay relojero que logre ubicar la falla,
no tendría el instrumento correcto.
El arreglo va más allá
de manecillas y caja.
El pulso resuena entre los cristales,
recordándome cada hora, minuto y segundo que pasa.
De niña soñaba las cosas que quería lograr,
sueños que guardaban tanta certeza.
Qué triste querer y soñar,
llenar de falsedades la cabeza.
Le paso por el lado en las mañanas
a una niña con sonrisa que ilumina,
todo deseo parece poder ser cumplido con su mirada.
Lloro porque logre salir de aquí,
porque logre vivir.
Que nunca extrañe lo no logrado… que nunca extrañe.
Que no le falte… que sea libre.